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Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bkISA">
 <div class="chapter ch4" data-usfm="ISA.4">
 <div class="label">4</div><div class="p"> 1Echar&#225;n mano de un hombre siete mujeres en aquel tiempo, diciendo: Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de nuestras ropas; solamente perm&#237;tenos llevar tu nombre, quita nuestro oprobio.</div><div class="s">Futuro glorioso de Jerusal&#233;n</div><div class="p"> 2En aquel tiempo el renuevo de Jehov&#225; ser&#225; para hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra, a los sobrevivientes de Israel. 3Y acontecer&#225; que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusal&#233;n, ser&#225; llamado santo; todos los que en Jerusal&#233;n est&#233;n registrados entre los vivientes, 4cuando el Se&#241;or lave las inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusal&#233;n de en medio de ella, con esp&#237;ritu de juicio y con esp&#237;ritu de devastaci&#243;n. 5Y crear&#225; Jehov&#225; sobre toda la morada del monte de Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de d&#237;a, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habr&#225; un dosel, 6y habr&#225; un abrigo para sombra contra el calor del d&#237;a, para refugio y escondedero contra el turbi&#243;n y contra el aguacero.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="chapter ch5" data-usfm="ISA.5">
 <div class="label">5</div><div class="s">Par&#225;bola de la vi&#241;a</div><div class="p"> 1Ahora cantar&#233; por mi amado el cantar de mi amado a su vi&#241;a.#Mt. 21.33; Mr. 12.1; Lc. 20.9. Ten&#237;a mi amado una vi&#241;a en una ladera f&#233;rtil. 2La hab&#237;a cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; hab&#237;a edificado en medio de ella una torre, y hecho tambi&#233;n en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres.</div><div class="p"> 3Ahora, pues, vecinos de Jerusal&#233;n y varones de Jud&#225;, juzgad ahora entre m&#237; y mi vi&#241;a. 4&#191;Qu&#233; m&#225;s se pod&#237;a hacer a mi vi&#241;a, que yo no haya hecho en ella? &#191;C&#243;mo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres?</div><div class="p"> 5Os mostrar&#233;, pues, ahora lo que har&#233; yo a mi vi&#241;a: Le quitar&#233; su vallado, y ser&#225; consumida; aportillar&#233; su cerca, y ser&#225; hollada. 6Har&#233; que quede desierta; no ser&#225; podada ni cavada, y crecer&#225;n el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandar&#233; que no derramen lluvia sobre ella. 7Ciertamente la vi&#241;a de Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos es la casa de Israel, y los hombres de Jud&#225; planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aqu&#237; vileza; justicia, y he aqu&#237; clamor.</div><div class="s">Ayes sobre los malvados</div><div class="p"> 8&#161;Ay de los que juntan casa a casa, y a&#241;aden heredad a heredad hasta ocuparlo todo! &#191;Habitar&#233;is vosotros solos en medio de la tierra? 9Ha llegado a mis o&#237;dos de parte de Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos, que las muchas casas han de quedar asoladas, sin morador las grandes y hermosas. 10Y diez yugadas de vi&#241;a producir&#225;n un bato, y un homer de semilla producir&#225; un efa.</div><div class="p"> 11&#161;Ay de los que se levantan de ma&#241;ana para seguir la embriaguez; que se est&#225;n hasta la noche, hasta que el vino los enciende! 12Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas y vino, y no miran la obra de Jehov&#225;, ni consideran la obra de sus manos. 13Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereci&#243; de hambre, y su multitud se sec&#243; de sed. 14Por eso ensanch&#243; su interior el Seol, y sin medida extendi&#243; su boca; y all&#225; descender&#225; la gloria de ellos, y su multitud, y su fausto, y el que en &#233;l se regocijaba. 15Y el hombre ser&#225; humillado, y el var&#243;n ser&#225; abatido, y ser&#225;n bajados los ojos de los altivos. 16Pero Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos ser&#225; exaltado en juicio, y el Dios Santo ser&#225; santificado con justicia. 17Y los corderos ser&#225;n apacentados seg&#250;n su costumbre; y extra&#241;os devorar&#225;n los campos desolados de los ricos.</div><div class="p"> 18&#161;Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas de carreta, 19los cuales dicen: Venga ya, apres&#250;rese su obra, y veamos; ac&#233;rquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos! 20&#161;Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! 21&#161;Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de s&#237; mismos! 22&#161;Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida; 23los que justifican al imp&#237;o mediante cohecho, y al justo quitan su derecho!</div><div class="p"> 24Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, as&#237; ser&#225; su ra&#237;z como podredumbre, y su flor se desvanecer&#225; como polvo; porque desecharon la ley de Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel. 25Por esta causa se encendi&#243; el furor de Jehov&#225; contra su pueblo, y extendi&#243; contra &#233;l su mano, y le hiri&#243;; y se estremecieron los montes, y sus cad&#225;veres fueron arrojados en medio de las calles. Con todo esto no ha cesado su furor, sino que todav&#237;a su mano est&#225; extendida.</div><div class="p"> 26Alzar&#225; pend&#243;n a naciones lejanas, y silbar&#225; al que est&#225; en el extremo de la tierra; y he aqu&#237; que vendr&#225; pronto y velozmente. 27No habr&#225; entre ellos cansado, ni quien tropiece; ninguno se dormir&#225;, ni le tomar&#225; sue&#241;o; a ninguno se le desatar&#225; el cinto de los lomos, ni se le romper&#225; la correa de sus sandalias. 28Sus saetas estar&#225;n afiladas, y todos sus arcos entesados; los cascos de sus caballos parecer&#225;n como de pedernal, y las ruedas de sus carros como torbellino. 29Su rugido ser&#225; como de le&#243;n; rugir&#225; a manera de leoncillo, crujir&#225; los dientes, y arrebatar&#225; la presa; se la llevar&#225; con seguridad, y nadie se la quitar&#225;. 30Y bramar&#225; sobre &#233;l en aquel d&#237;a como bramido del mar; entonces mirar&#225; hacia la tierra, y he aqu&#237; tinieblas de tribulaci&#243;n, y en sus cielos se oscurecer&#225; la luz.</div>
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 <div class="book bkISA">
 <div class="chapter ch6" data-usfm="ISA.6">
 <div class="label">6</div><div class="s">Visi&#243;n y llamamiento de Isa&#237;as</div><div class="p"> 1En el a&#241;o que muri&#243; el rey Uz&#237;as#2 R. 15.7; 2 Cr. 26.23. vi yo al Se&#241;or sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. 2Por encima de &#233;l hab&#237;a serafines; cada uno ten&#237;a seis alas; con dos cubr&#237;an sus rostros, con dos cubr&#237;an sus pies, y con dos volaban. 3Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos;#Ap. 4.8. toda la tierra est&#225; llena de su gloria. 4Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llen&#243; de humo.#Ap. 15.8. 5Entonces dije: &#161;Ay de m&#237;! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos.</div><div class="p"> 6Y vol&#243; hacia m&#237; uno de los serafines, teniendo en su mano un carb&#243;n encendido, tomado del altar con unas tenazas; 7y tocando con &#233;l sobre mi boca, dijo: He aqu&#237; que esto toc&#243; tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. 8Despu&#233;s o&#237; la voz del Se&#241;or, que dec&#237;a: &#191;A qui&#233;n enviar&#233;, y qui&#233;n ir&#225; por nosotros? Entonces respond&#237; yo: Heme aqu&#237;, env&#237;ame a m&#237;. 9Y dijo: Anda, y di a este pueblo: O&#237;d bien, y no entend&#225;is; ved por cierto, mas no comprend&#225;is. 10Engruesa el coraz&#243;n de este pueblo, y agrava sus o&#237;dos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus o&#237;dos, ni su coraz&#243;n entienda, ni se convierta, y haya para &#233;l sanidad.#Mt. 13.14-15; Mr. 4.12; Lc. 8.10; Jn. 12.40; Hch. 28.26-27. 11Y yo dije: &#191;Hasta cu&#225;ndo, Se&#241;or? Y respondi&#243; &#233;l: Hasta que las ciudades est&#233;n asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra est&#233; hecha un desierto; 12hasta que Jehov&#225; haya echado lejos a los hombres, y multiplicado los lugares abandonados en medio de la tierra. 13Y si quedare a&#250;n en ella la d&#233;cima parte, esta volver&#225; a ser destruida; pero como el roble y la encina, que al ser cortados a&#250;n queda el tronco, as&#237; ser&#225; el tronco, la simiente santa.</div>
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El Amor de Dios en IsaíasMuestra

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