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SALVOS POR GRACIA, NO POR OBRAS.

“Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe" (Efe. 2:8-9 RVR1960).

Todos nosotros hemos llegado a una etapa de nuestra vida en la que tenemos que obrar para alcanzar algo en la vida. Trabajamos para conseguir dinero, estudiamos para adquirir un título universitario o enamoramos a alguien para llegar a una relación. En fin, hay muchas cosas que hacemos para obtener algo en específico.

En la vida cristiana es diferente. Es importante dar un buen testimonio con lo que hacemos. La Palabra de Dios es clara cuando dice que por nuestros frutos nos conocerán (cf. Mt. 7:20), dando a entender que lo que hacemos es importante y necesario para llevar mostrar a la gente que Jesús vive en nosotros. Creemos que todo lo que hacemos bien es necesario para ser salvos, y es cierto, pero, no es suficiente. Puede parecer un poco chasqueante; hacer de todo para que la gente se salve, y ver que eso no es suficiente para salvarte a ti mismo.

Entonces, ¿puede alguien que cree en Jesucristo salvarse sin la necesidad de obrar? Santiago declara: "la fe sin obras es muerta". Esto da a entender que, aunque las obras no son suficientes, tienen una parte esencial en el asunto.

En relación con todo eso, el libro de apocalipsis declara que debemos temer a Dios y darle gloria ( Apoc. 14:7). A nivel mundial se ha entendido que el verbo temer significa tener miedo a una persona, pero, ¿significa lo mismo cuando nos referimos a temer a Dios? Claramente no. Temer a Dios representa tener sumo respeto y admiración a su nombre. Cuando respetamos y admiramos a alguien, hacemos lo que nos manda. Así mismo es con Dios. Debemos hacer lo que Él nos manda porque lo respetamos y admiramos.

Una parte esencial del cristianismo consiste en saber que somos salvos por lo que Dios hace, no por lo que hacemos.

Hoy te invito a publicar en tus redes la siguiente oración: Padre, te agradezco por darme la oportunidad de obrar de la mano contigo, pero puedo ser salvo por gracia.