David Y Mical: El Problema De Volver Con Tu ExMuestra

EL PROBLEMA DE VOLVER CON TU EX (Tercera parte)

"También David volvió a su casa para bendecir a su familia; pero Mical, la hija de Saúl, salió a recibirle y le dijo: –¡Qué bien ha quedado hoy el rey de Israel, mostrándose delante de las esclavas de sus criados como un desvergonzado cualquiera!" (2 SAMUEL 6:20 DHHED).

Pocos pasajes en toda la Biblia tienen la carga de sarcasmo que encontramos en el texto más arriba. Pero si sigues leyendo la historia, la respuesta de David no fue menos hiriente.

No, Mical no era una mala mujer. No solo era la hermana de su mejor amigo; en dos ocasiones la Biblia afirma que “amaba a David” (1 Samuel 18:20,28). Tanto lo amaba que le salvó la vida cuando su propio padre procuraba matarlo (1 Samuel 19:11-13).

David tampoco era un mal hombre. Cuando le tocó dar la dote por ella, dio el doble de lo que se le pidió (1 Samuel 18:27). A pesar de sus cuestionables motivos, recuperarla fue prácticamente su primer decreto como rey.

Sin embargo, no supieron dejar las cosas en el pasado. Ambos habían hecho su vida a la manera que podían; una terminó casada con otro hombre por mandato de su padre, el otro tenía ya seis esposas (2 Samuel 3:2-5). La Biblia guardó silencio sobre la relación de David y Mical por mucho tiempo, una muestra de cómo las relaciones construidas sobre los cimientos equivocados parecen perdurar en el tiempo; sin embargo, son solo una mina antipersonal que espera ser presionada para estallar en mil pedazos.

Te resumo la detonación de este caso: –aunque te recomiendo leerlo completo en 2 Samuel 6:20-23– David danzaba para Dios sin ningún tipo de vergüenza; ella criticó cómo se veía al hacerlo; el respondió con palabras dolorosas y –a mi entender– cargadas de resentimiento.

La historia termina sin final feliz. "Y Mical no tuvo hijos en toda su vida" (DHHED 2 SAMUEL 6:23). Su matrimonio terminó siendo una pantalla diplomática.

No tiene que ser tu historia. El matrimonio bajo los principios de Dios es una fuente de amor, satisfacción y plenitud. Pero cuando empezamos mal y no arreglamos las cosas, es cuestión de tiempo para que produzca heridas difíciles de sanar. ¿Qué tal si oras en este momento por tu relación? Si aún no la tienes, pide sabiduría a Dios para que te permita escoger sabiamente tu pareja.

Lecciones al margen:

- Las palabras son las armas más letales en una relación. Cuando la relación alcanza los niveles de la violencia física, ya las palabras suelen haber arrasado con todo rastro de respeto y consideración por el otro. Por divertido que parezca el sarcasmo, puede en un momento destruir a la otra persona. Evita cuestionar el comportamiento de tu pareja de esa manera si buscas un cambio en su actitud, o una aclaración de por qué se comporta así.

- Por hirientes que sean las ironías de tu pareja, responder de manera cruel provocará heridas en ella que podrían no sanar nunca. David no dijo mentiras, pero dijo una verdad cargada de resentimiento y sin amor. Palabras así pueden echar por tierra la percepción personal de alguien a quien dices amar.

- Si en tu relación tú y tu pareja se han dicho palabras hirientes y ofensivas, busquen ayuda profesional. Sanar las heridas lleva tiempo y requiere el seguimiento de un profesional, igual en lo físico como en lo emocional. Denle una oportunidad al amor perdonándose el uno al otro y visitando a un terapeuta.

- Pr. Neilyn Solís