Muy amadoMuestra

De todos los nombres que Dios nos ha dado, Hijo de Dios ha sido lo más difícil de comprender para mí.
Quizás sea porque mi infancia se percibió como una carrera por crecer, y nunca entendí plenamente cómo sería vivir como un niño.
¿Llegar a hacer como un niño significa sentirse seguro y cuidado sin temor al futuro? ¿Ser curioso y tomar riesgos? ¿Descansar, estar alegre y libre del peso del mundo?
Esa no fue mi infancia.
Mi padre luchó contra la adicción, estuvo en una pandilla y vivió con hepatitis C. Alguien le presentó a Jesús, y cambió su vida (¡Alabado sea Dios!). Comenzó a trabajar en las calles de San Francisco para ayudar a nuestros amigos que viven sin hogar y luchan contra la adicción. Estoy orgullosa de las calles donde crecí y sorprendida por lo que vimos a Dios hacer, pero también vino con una infancia difícil. A temprana edad, vi personas asesinadas frente a mí, mis padres agredidos y varias drogas que se vendían y usaban. A los 18 años, mi papá enfermó de cáncer y falleció.
Aprendí temprano a asumir grandes responsabilidades, lidiar con las pérdidas, ser resiliente y trabajar duro. Había lados positivos en eso, pero también negativos. Pasé mis primeros años de adulta agobiada por la presión de ser productiva y tener el control, sin tomar descansos, estresada por el futuro, sin ningún asombro infantil en mi vida. Lastimé profundamente a algunas personas en el camino.
Estos últimos años, he estado en un viaje de redescubrir lo que este nombre realmente significa.
Para el que ha vivido con el peso del mundo sobre sus hombros… eres más de lo que te han dicho. Dios te llama su hijo (Gálatas 3:26).
Una vez que entregamos nuestras vidas a Jesús, somos invitados a reaprender lo que significa ser un niño. Podemos entrégarle las cargas que nunca debimos llevar solos. Resulta que estamos más seguros de lo que jamás imaginamos, para confiar, tomar riesgos, dar pasos de fe, descansar, disfrutar y celebrar como niños que están seguros y amados.
Hijo de Dios. Ese es tu nombre.
Para el que se siente que nunca será liberado de la vergüenza de lo que fue o de lo que ha hecho… eres más de lo que te han dicho. Jesús te llama libre, en verdad (Juan 8:36).
Cuando entregamos nuestras vidas a Jesús, el mismo Espíritu que resucitó a Jesús de entre los muertos ahora vive en nosotros. Tenemos una nueva postura, perspectiva y poder que fluye dentro de nosotros.
Si Dios no es suficiente para resucitarnos de entre los muertos, si no es suficiente para salvarnos de nuestras vidas de pecado, si no es suficiente para redimirnos de todos los lugares en los que hemos estado, entonces Él no habría sido suficiente para resucitar a Cristo. Así que hemos sido vivificados, o Jesús todavía está muerto.
Pero como Él no lo está, ya que la tumba está vacía y los huesos de ningún Salvador yacen en un cementerio, sabemos que la muerte ha sido conquistada hace mucho tiempo.
No estás encadenado a tu pasado
Libre, en verdad. Ese es tu nombre.
Amigo, es posible que estés llevando cargas que ya no tienes que llevar. Es posible que estés viviendo en cadenas en las que ya no tienes que vivir.
Entrégalas a Dios, y vive como el hijo libre de Dios que realmente eres.
Acerca de este Plan

Hosanna Wong sabe de primera mano lo que es sentirse invisible, indigna y no amada. En este plan de 5 días, ella analiza nueve nombres con los que Dios te llama y ofrece motivación práctica y realista para ayudarte a exponer mentiras, verte a través del lente de Dios y vivir con una postura y propósito nuevo.
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