Sal y luzMuestra

Las lámparas eran vitales para cada hogar en el tiempo de Jesús. Llenaban las casas de luz, desterraban y vencían la oscuridad. Nosotros como cristianos tenemos una función similar en el mundo.
Imagine un mundo sin luz. Piense en cuántas formas podría ser su vida sería diferente.
Tal mundo sería inseguro. No podríamos ver a los demás o realizar la mayoría de las tareas, sería difícil encontrar nuestro camino. Un mundo sin luz sería aterrador. Como la oscuridad es a menudo una cubierta del mal y el peligro.
Según Jesús, se usa muy poco ser un discípulo secreto. Se refería a sí mismo como la luz del mundo, una luz que la oscuridad nunca podría apagar.
Jesús es la luz del mundo y le señalamos el camino a través de nuestro testimonio en palabra y obra. Si no podemos ayudar a otros a descubrirlo, entonces el mundo permanece en la oscuridad y no puede prosperar.
Puede agregar luz a la oscuridad, pero nunca oscuridad a la luz. Debemos iluminar el camino con gracia, amor y compasión.
Acerca de este Plan

Jesús hace un llamado a la Iglesia a ser la sal de la tierra y luz del mundo: cualidades esenciales para una vida abundante. Este estudio examina cómo debemos vivir como sal y luz en nuestro caminar como cristianos.
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