Día 6: Encontrando la paz a través de la aceptación

Los corazones no solo se rompen, también se reparan.

Es por eso que uno de los pasos más importantes hacia el cierre de un ciclo es la aceptación de una pérdida: una decisión emocional, mental e incluso espiritual para hacer las paces con nuestra pérdida y aprovechar al máximo nuestro futuro.

Es posible que hayas oído hablar de Job, el hombre de la Biblia que en cuestión de días perdió casi todo lo que valoraba.

Job es un modelo fantástico de aceptación porque fue completamente transparente con su sufrimiento, pero también fue capaz de ceder el control a Dios. Su aceptación fue el resultado natural de reconocer la soberanía de Dios. Sabía dónde estaba la línea entre lo que él podía controlar y arreglar, y lo que no podía.

No sabemos cuánto duró el sufrimiento de Job. Problablemente fueron meses, cuando menos. Tal vez años. Pero terminó. Ese es uno de los puntos clave del libro. Perseveró, esperó, confió. Al mismo tiempo, sufrió, se quejó y cuestionó. Esas actitudes no son mutuamente excluyentes.

Finalmente, Dios dejó en claro que era hora de dejar de vivir en el pasado. Quería que Job hiciera las paces con el presente. Eso solo puede suceder asumiendo la paz de Dios, una paz que va más allá de la lógica y el entendimiento humanos.

Entonces, ¿y tú?

¿Dónde te encuentras en el proceso de aceptación del duelo? ¿Todavía te encuentras luchando por algo que necesitas dejar ir o aferrándote a algo que no puedes recuperar? ¿Tienes voces que te susurran al oído (como las de Job) sugiriendo que tu sufrimiento es tu culpa? ¿O escuchas una voz del cielo que te recuerda que el cargo para gobernador del universo no está vacante, y que todos deben calmarse un poco y dejar que Dios sea Dios?

No importa donde estés, no estoy aquí para juzgarte ni para apresurarte.

Sobre todo, quiero recordarte que Dios sigue siendo bueno y que continúa teniendo el control. Sigue adelante. Sigue creyendo. Sigue absorbiendo la paz de Dios. Creo sinceramente que, como Job, volverás a ver la bondad y la bendición de Dios.