¿Te sientes ordinario?Muestra

No desprecies las cosas ordinarias

Casi me deprimí el otro día en la iglesia. Mientras predicaba, dije: "Después de seis años como su pastor, he predicado entre 200 a 300 sermones en esta iglesia. Levanten la mano, ¿cuántos de ustedes las recuerdan todas? ¿La mitad de ellos? ¿100 de ellos? ¿10 de ellos? ¿Alguno de ellos?" Desearía poder decirles que las manos emocionadas llenaban el aire con cada pregunta, pero el aire permanecía vacío hasta que un puñado de personas reaccionaron a mi pregunta final.

Estaba casi deprimido. Me toma de 10 a 15 horas preparar cada sermón, así que había pasado de 2.000 a 4.500 horas en esos mensajes. Y solo unas pocas personas recordaron algunas de las cosas que dije. ¡Eso duele!

Pero, afortunadamente, Dios me recordó que le encanta trabajar a través de cosas ordinarias. Los niños pequeños indefensos se convierten en adolescentes fuertes a través de 10.000 comidas que en su mayoría olvidarán. Y los hijos de Dios se fortalecen en su fe a través de 300 sermones cuyos temas no podrán nombrar. Está bien. De hecho, eso nos mantiene humildes y asegura que Dios obtenga la gloria.

Como yo, harás muchas cosas buenas que la gente no recordará en unos pocos años. . . u horas. Pero no te deprimas. El profeta Zacarías escribió una vez: "Porque los que se burlaron de los modestos comienzos se alegrarán...” (Zacarías 4:10). En el reino de Dios, las cosas pequeñas hacen grandes cosas. No los desprecies, incluso si otros los olvidan.

¿Qué cosa pequeña podría estar usando Dios en tu vida hoy?