La MisiónMuestra

Si bien a corto o largo plazo, todos tenemos planes. Más o menos conscientemente planificamos nuestro día a día, planeamos lo que haremos el fin de semana, o cómo celebraremos los eventos especiales. Cuidamos los detalles, y dedicamos tiempo a pensar en aquello que queremos alcanzar.

En nuestro camino hacia «la misión», ¿Cuántos momentos dedicamos a escuchar, investigar o conocer los planes de Dios? ¿Cuántas de nuestras decisiones diarias tienen que ver con lo que Él quiere y no con lo que yo quiero?

Tenemos elección, porque su amor nos concede esa libertad, sin embargo, ¿Quién no querría elegir la opción que Dios prefiere? ¿No es Él nuestro Padre amado, nuestro mejor amigo, nuestro creador, nuestro salvador? ¿Acaso nosotros conocemos el futuro? ¿Has estado tú allí? Porque Dios sí. ¿No sería absurdo escoger cualquier plan que no sea el de Él? ¿Por qué entonces damos pasos en falso? ¿Por qué nos precipitamos? ¿Por qué no pedimos y esperamos su dirección?

Seguimos todavía demasiado enfocados en nosotros mismos. Y necesitamos con urgencia enfocarnos una y otra vez en Él. A menudo debo recordarme a mí misma que se trata de Él, se trata de Jesús, Él es el protagonista de mi vida. Porque no es mía, se la entregué un día, y además de la eternidad, tengo la oportunidad de vivir una vida terrenal plena y abundante caminando en Él. En lo que Jesús ha planeado para que hagamos juntos. Vivir enfocados en Jesús es un reto diario, costoso, pero necesario y gratificante. No me imagino mejor vida que la que vivo siguiendo sus planes. No hay lugar más seguro ni más placentero que vivir diariamente en «la misión» de Jesús.