Pasión y propósitoMuestra

Punto esencial 1: Un corazón limpio

Este plan de lectura presenta siete puntos esenciales relacionados con la búsqueda del potencial que Dios le ha dado, y de su propósito para usted. Pero solo un punto esencial absoluto se relaciona con su potencial eterno:

Debe tener un corazón limpio.

Y por "corazón", me refiero a su espíritu, el lugar más profundo de su ser, donde se relaciona con Dios y experimenta su presencia.

¿Por qué es necesario un corazón limpio? Es sencillo, porque usted nació con la "inclinación" de mantenerse lejos de Dios. Esta verdad se aplica a todas las personas. Todos nacemos con una naturaleza pecaminosa, con un enfoque en el yo y en la autogratificación. Todo bebé lo demuestra con claridad desde su primer aliento, con llantos relacionados con necesidades físicas: ¡Aliméntame! ¡Cámbiame el pañal! ¡Cárgame!

En el ámbito espiritual, también nacemos centrados en nosotros mismos. Queremos tener las cosas a nuestro tiempo. Queremos —y esperamos— que el mundo gire a nuestro alrededor. Y queremos determinar nuestro propio destino y controlar todo lo que esté a nuestro alcance.

Dios envió a su Hijo Unigénito, Jesucristo, a este mundo para morir como sustituto, expiando la muerte por nosotros, para que pudiéramos experimentar un cambio en nuestra naturaleza espiritual. La persona que recibe el sacrificio de Cristo y cree en Él como Salvador, tiene una nueva "inclinación". La Biblia dice que esa persona es ahora una nueva creación espiritual; una que es sin ningún tipo de reservas parte de la familia inmediata del Padre Celestial (2 Corintios 5.17), y que recibe al instante al Espíritu Santo para que more en su interior y le permita desear una nueva manera de vivir. Esta persona entonces entra en el proceso continuo donde su mente es renovada, redirigida a andar por el sendero del Señor, reenfocada en sus deseos, y revitalizada para cumplir sus propósitos.

Es en este punto cuando el Espíritu Santo comienza a desbloquear y liberar la plenitud del potencial de la persona, desplegando ante ella todo aquello para lo que fue creada y llamada a hacer, ayudándola a tener éxito en el cumplimiento del propósito de Dios para su vida.

Cristo dijo: "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios" (Mateo 5.8). La Palabra de Dios nos enseña que quienes tienen un corazón puro y limpio verán a Dios —no quiere decir que sea a través de visiones o grandes hazañas espirituales, sino a medida que Él obra en y a través de sus vidas. Quienes tienen un corazón limpio comenzarán a crecer en su entendimiento de que Dios está obrando todas las cosas para su máximo bien, cambiando las circunstancias, provocando sucesos inesperados que producen beneficios inimaginables, y orquestando relaciones para que la Palabra de Dios avance con mayor poder y tenga más impacto (Romanos 8.28).

¿Quiere ver más de la obra del Padre en su vida a medida que vive su propósito, alcanzando su pleno potencial?

Comience, entonces, deseando y buscando con empeño tener un corazón limpio y puro.