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La santidad como llamado divino

La santidad es un mandamiento divino para todos los creyentes en Cristo Jesús 1 Pedro 1:16 dice: "Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo". Dios nos llama a ser santos, porque Él es santo Él nos ha creado para que seamos como Él, para que reflejemos su santidad en nuestra vida diaria.

La santidad no es solo un estado de pureza, sino también una actitud del corazón. Es una elección que hacemos cada día, de seguir a Dios y de separarnos del pecado. La santidad nos exige alejarnos de todo aquello que nos aleja de Dios, y buscar su presencia y su voluntad en todo momento.

En Efesios 1:4“Pablo nos recuerda que Dios nos escogió antes de la fundación del mundo, para ser santos y sin mancha delante de Él”. Esto significa que la santidad no es algo que logramos por nuestra cuenta, sino que es un regalo de Dios para aquellos que creen en Él. Es el Espíritu Santo quien nos capacita y nos ayuda a vivir una vida santa.

Sin embargo, a menudo nos encontramos en una lucha constante contra el pecado y la tentación. Romanos 7:19 dice: "Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago". Es por eso que necesitamos depender de Dios en todo momento, y confiar en que Él es fiel para guardarnos y ayudarnos a vencer el pecado.

La santidad es un llamado que no debemos tomar a la ligera. Es un llamado a vivir una vida de obediencia y de entrega total a Dios. La santidad nos separa del mundo y nos acerca a Dios. Nos lleva a vivir una vida de amor y servicio a los demás, y a buscar el bienestar de nuestro prójimo.

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