Él Nos Ve, Él Nos Conoce, Él Nos CuidaMuestra

Leer: Lucas 1:1-25

EOAO: Lucas 1:25

"Esto es lo que el Señor ha hecho por mí en el momento en que se ha compadecido de mí, para quitar mi desgracia entre la gente".

En el texto

Dios tiene un gran plan de redención. Este plan comenzó con la creación y continúa hoy, nos muestra el poder y la soberanía de Dios. Él continuamente lleva a cabo Su gran plan y permite que Su pueblo vea cómo está trabajando.

Al principio del Evangelio de Lucas, aprendemos que Juan fue un precursor de Cristo. Juan fue el profeta que Dios prometió enviar a Su pueblo para preparar sus corazones para la venida del Mesías. Juan fue una promesa cumplida por Dios al pueblo de Israel, y su nacimiento fue la continuación del gran plan de redención de Dios.

Sin embargo, en medio del gran plan de Dios para traer la redención al mundo, Él trajo la redención personal a Elisabet. De entre todas las mujeres de Israel, Dios la eligió a ella. Vio su dolor, su anhelo y su corazón roto. Dios no sólo permitió que Elisabet formara parte de Su plan redentor universal, sino que también redimió su situación.

El Evangelio de Lucas es un relato de la vida de Jesús, escrito de un amigo a otro. Lucas describe con claridad y convicción quién es Jesús: el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre, plenamente Dios y plenamente humano. Comparte cómo Jesús mostró Su poder y autoridad y cómo desafió a los líderes religiosos y sus sistemas opresivos.

Pero dentro de su propósito más amplio para escribir este Evangelio, Lucas muestra las formas personales en que Jesús ve, conoce y se preocupa por Su pueblo. Jesús a menudo dejaba lo que estaba haciendo para curar, cuidar y animar a los enfermos, discapacitados y marginados. Lucas destaca esto y también, más que cualquier otro escritor de los Evangelios, muestra cómo Jesús se preocupaba por las mujeres.

Veremos una y otra vez la deidad y la humanidad de Cristo y la forma en que cumplió los propósitos de Dios de traer la redención eterna a Su pueblo. Y mientras lo hacemos, también veremos cómo Dios nunca se olvida de nosotras, incluso en nuestros momentos más oscuros y desesperados. Se desvive por sanar, redimir y restaurar. A medida que conozcamos mejor a Jesús a través de este estudio, estemos atentas a las formas en que Él mostrará Su poder redentor y restaurador, incluso en nuestras propias vidas y circunstancias.