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Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="chapter ch7" data-usfm="JDG.7">
 <div class="label">7</div><div class="s">Gede&#243;n derrota a los madianitas</div><div class="p"> 1Levant&#225;ndose, pues, de ma&#241;ana Jerobaal, el cual es Gede&#243;n, y todo el pueblo que estaba con &#233;l, acamparon junto a la fuente de Harod; y ten&#237;a el campamento de los madianitas al norte, m&#225;s all&#225; del collado de More, en el valle.</div><div class="p"> 2Y Jehov&#225; dijo a Gede&#243;n: El pueblo que est&#225; contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra m&#237;, diciendo: Mi mano me ha salvado. 3Ahora, pues, haz pregonar en o&#237;dos del pueblo, diciendo: Quien tema y se estremezca, madrugue y devu&#233;lvase#Dt. 20.8. desde el monte de Galaad. Y se devolvieron de los del pueblo veintid&#243;s mil, y quedaron diez mil.</div><div class="p"> 4Y Jehov&#225; dijo a Gede&#243;n: A&#250;n es mucho el pueblo; ll&#233;valos a las aguas, y all&#237; te los probar&#233;; y del que yo te diga: Vaya este contigo, ir&#225; contigo; mas de cualquiera que yo te diga: Este no vaya contigo, el tal no ir&#225;. 5Entonces llev&#243; el pueblo a las aguas; y Jehov&#225; dijo a Gede&#243;n: Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquel pondr&#225;s aparte; asimismo a cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber. 6Y fue el n&#250;mero de los que lamieron llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres; y todo el resto del pueblo se dobl&#243; sobre sus rodillas para beber las aguas. 7Entonces Jehov&#225; dijo a Gede&#243;n: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvar&#233;, y entregar&#233; a los madianitas en tus manos; y v&#225;yase toda la dem&#225;s gente cada uno a su lugar. 8Y habiendo tomado provisiones para el pueblo, y sus trompetas, envi&#243; a todos los israelitas cada uno a su tienda, y retuvo a aquellos trescientos hombres; y ten&#237;a el campamento de Madi&#225;n abajo en el valle.</div><div class="p"> 9Aconteci&#243; que aquella noche Jehov&#225; le dijo: Lev&#225;ntate, y desciende al campamento; porque yo lo he entregado en tus manos. 10Y si tienes temor de descender, baja t&#250; con Fura tu criado al campamento, 11y oir&#225;s lo que hablan; y entonces tus manos se esforzar&#225;n, y descender&#225;s al campamento. Y &#233;l descendi&#243; con Fura su criado hasta los puestos avanzados de la gente armada que estaba en el campamento. 12Y los madianitas, los amalecitas y los hijos del oriente estaban tendidos en el valle como langostas en multitud, y sus camellos eran innumerables como la arena que est&#225; a la ribera del mar en multitud. 13Cuando lleg&#243; Gede&#243;n, he aqu&#237; que un hombre estaba contando a su compa&#241;ero un sue&#241;o, diciendo: He aqu&#237; yo so&#241;&#233; un sue&#241;o: Ve&#237;a un pan de cebada que rodaba hasta el campamento de Madi&#225;n, y lleg&#243; a la tienda, y la golpe&#243; de tal manera que cay&#243;, y la trastorn&#243; de arriba abajo, y la tienda cay&#243;. 14Y su compa&#241;ero respondi&#243; y dijo: Esto no es otra cosa sino la espada de Gede&#243;n hijo de Jo&#225;s, var&#243;n de Israel. Dios ha entregado en sus manos a los madianitas con todo el campamento.</div><div class="p"> 15Cuando Gede&#243;n oy&#243; el relato del sue&#241;o y su interpretaci&#243;n, ador&#243;; y vuelto al campamento de Israel, dijo: Levantaos, porque Jehov&#225; ha entregado el campamento de Madi&#225;n en vuestras manos. 16Y repartiendo los trescientos hombres en tres escuadrones, dio a todos ellos trompetas en sus manos, y c&#225;ntaros vac&#237;os con teas ardiendo dentro de los c&#225;ntaros. 17Y les dijo: Miradme a m&#237;, y haced como hago yo; he aqu&#237; que cuando yo llegue al extremo del campamento, har&#233;is vosotros como hago yo. 18Yo tocar&#233; la trompeta, y todos los que estar&#225;n conmigo; y vosotros tocar&#233;is entonces las trompetas alrededor de todo el campamento, y dir&#233;is: &#161;Por Jehov&#225; y por Gede&#243;n! 19Llegaron, pues, Gede&#243;n y los cien hombres que llevaba consigo, al extremo del campamento, al principio de la guardia de la medianoche, cuando acababan de renovar los centinelas; y tocaron las trompetas, y quebraron los c&#225;ntaros que llevaban en sus manos. 20Y los tres escuadrones tocaron las trompetas, y quebrando los c&#225;ntaros tomaron en la mano izquierda las teas, y en la derecha las trompetas con que tocaban, y gritaron: &#161;Por la espada de Jehov&#225; y de Gede&#243;n! 21Y se estuvieron firmes cada uno en su puesto en derredor del campamento; entonces todo el ej&#233;rcito ech&#243; a correr dando gritos y huyendo. 22Y los trescientos tocaban las trompetas; y Jehov&#225; puso la espada de cada uno contra su compa&#241;ero en todo el campamento. Y el ej&#233;rcito huy&#243; hasta Bet-sita, en direcci&#243;n de Zerera, y hasta la frontera de Abel-mehola en Tabat. 23Y junt&#225;ndose los de Israel, de Neftal&#237;, de Aser y de todo Manas&#233;s, siguieron a los madianitas.</div><div class="p"> 24Gede&#243;n tambi&#233;n envi&#243; mensajeros por todo el monte de Efra&#237;n, diciendo: Descended al encuentro de los madianitas, y tomad los vados de Bet-bara y del Jord&#225;n antes que ellos lleguen. Y juntos todos los hombres de Efra&#237;n, tomaron los vados de Bet-bara y del Jord&#225;n. 25Y tomaron a dos pr&#237;ncipes de los madianitas, Oreb y Zeeb; y mataron a Oreb en la pe&#241;a de Oreb, y a Zeeb lo mataron en el lagar de Zeeb; y despu&#233;s que siguieron a los madianitas, trajeron las cabezas de Oreb y de Zeeb a Gede&#243;n al otro lado del Jord&#225;n.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="chapter ch8" data-usfm="JDG.8">
 <div class="label">8</div><div class="s">Gede&#243;n captura a los reyes de Madi&#225;n</div><div class="p"> 1Pero los hombres de Efra&#237;n le dijeron: &#191;Qu&#233; es esto que has hecho con nosotros, no llam&#225;ndonos cuando ibas a la guerra contra Madi&#225;n? Y le reconvinieron fuertemente. 2A los cuales &#233;l respondi&#243;: &#191;Qu&#233; he hecho yo ahora comparado con vosotros? &#191;No es el rebusco de Efra&#237;n mejor que la vendimia de Abiezer? 3Dios ha entregado en vuestras manos a Oreb y a Zeeb, pr&#237;ncipes de Madi&#225;n; &#191;y qu&#233; he podido yo hacer comparado con vosotros? Entonces el enojo de ellos contra &#233;l se aplac&#243;, luego que &#233;l habl&#243; esta palabra.</div><div class="p"> 4Y vino Gede&#243;n al Jord&#225;n, y pas&#243; &#233;l y los trescientos hombres que tra&#237;a consigo, cansados, mas todav&#237;a persiguiendo. 5Y dijo a los de Sucot: Yo os ruego que deis a la gente que me sigue algunos bocados de pan; porque est&#225;n cansados, y yo persigo a Zeba y Zalmuna, reyes de Madi&#225;n. 6Y los principales de Sucot respondieron: &#191;Est&#225;n ya Zeba y Zalmuna en tu mano, para que demos pan a tu ej&#233;rcito? 7Y Gede&#243;n dijo: Cuando Jehov&#225; haya entregado en mi mano a Zeba y a Zalmuna, yo trillar&#233; vuestra carne con espinos y abrojos del desierto. 8De all&#237; subi&#243; a Peniel, y les dijo las mismas palabras. Y los de Peniel le respondieron como hab&#237;an respondido los de Sucot. 9Y &#233;l habl&#243; tambi&#233;n a los de Peniel, diciendo: Cuando yo vuelva en paz, derribar&#233; esta torre.</div><div class="p"> 10Y Zeba y Zalmuna estaban en Carcor, y con ellos su ej&#233;rcito como de quince mil hombres, todos los que hab&#237;an quedado de todo el ej&#233;rcito de los hijos del oriente; pues hab&#237;an ca&#237;do ciento veinte mil hombres que sacaban espada. 11Subiendo, pues, Gede&#243;n por el camino de los que habitaban en tiendas al oriente de Noba y de Jogbeha, atac&#243; el campamento, porque el ej&#233;rcito no estaba en guardia. 12Y huyendo Zeba y Zalmuna, &#233;l los sigui&#243;; y prendi&#243; a los dos reyes de Madi&#225;n, Zeba y Zalmuna, y llen&#243; de espanto a todo el ej&#233;rcito.</div><div class="p"> 13Entonces Gede&#243;n hijo de Jo&#225;s volvi&#243; de la batalla antes que el sol subiese, 14y tom&#243; a un joven de los hombres de Sucot, y le pregunt&#243;; y &#233;l le dio por escrito los nombres de los principales y de los ancianos de Sucot, setenta y siete varones. 15Y entrando a los hombres de Sucot, dijo: He aqu&#237; a Zeba y a Zalmuna, acerca de los cuales me zaheristeis, diciendo: &#191;Est&#225;n ya en tu mano Zeba y Zalmuna, para que demos nosotros pan a tus hombres cansados? 16Y tom&#243; a los ancianos de la ciudad, y espinos y abrojos del desierto, y castig&#243; con ellos a los de Sucot. 17Asimismo derrib&#243; la torre de Peniel, y mat&#243; a los de la ciudad.</div><div class="p"> 18Luego dijo a Zeba y a Zalmuna: &#191;Qu&#233; aspecto ten&#237;an aquellos hombres que matasteis en Tabor? Y ellos respondieron: Como t&#250;, as&#237; eran ellos; cada uno parec&#237;a hijo de rey. 19Y &#233;l dijo: Mis hermanos eran, hijos de mi madre. &#161;Vive Jehov&#225;, que si les hubierais conservado la vida, yo no os matar&#237;a! 20Y dijo a Jeter su primog&#233;nito: Lev&#225;ntate, y m&#225;talos. Pero el joven no desenvain&#243; su espada, porque ten&#237;a temor, pues era a&#250;n muchacho. 21Entonces dijeron Zeba y Zalmuna: Lev&#225;ntate t&#250;, y m&#225;tanos; porque como es el var&#243;n, tal es su valent&#237;a. Y Gede&#243;n se levant&#243;, y mat&#243; a Zeba y a Zalmuna; y tom&#243; los adornos de lunetas que sus camellos tra&#237;an al cuello.</div><div class="p"> 22Y los israelitas dijeron a Gede&#243;n: S&#233; nuestro se&#241;or, t&#250;, y tu hijo, y tu nieto; pues que nos has librado de mano de Madi&#225;n. 23Mas Gede&#243;n respondi&#243;: No ser&#233; se&#241;or sobre vosotros, ni mi hijo os se&#241;orear&#225;: Jehov&#225; se&#241;orear&#225; sobre vosotros. 24Y les dijo Gede&#243;n: Quiero haceros una petici&#243;n; que cada uno me d&#233; los zarcillos de su bot&#237;n (pues tra&#237;an zarcillos de oro, porque eran ismaelitas). 25Ellos respondieron: De buena gana te los daremos. Y tendiendo un manto, ech&#243; all&#237; cada uno los zarcillos de su bot&#237;n. 26Y fue el peso de los zarcillos de oro que &#233;l pidi&#243;, mil setecientos siclos de oro, sin las planchas y joyeles y vestidos de p&#250;rpura que tra&#237;an los reyes de Madi&#225;n, y sin los collares que tra&#237;an sus camellos al cuello. 27Y Gede&#243;n hizo de ellos un efod, el cual hizo guardar en su ciudad de Ofra; y todo Israel se prostituy&#243; tras de ese efod en aquel lugar; y fue tropezadero a Gede&#243;n y a su casa. 28As&#237; fue subyugado Madi&#225;n delante de los hijos de Israel, y nunca m&#225;s volvi&#243; a levantar cabeza. Y repos&#243; la tierra cuarenta a&#241;os en los d&#237;as de Gede&#243;n.</div><div class="p"> 29Luego Jerobaal hijo de Jo&#225;s fue y habit&#243; en su casa. 30Y tuvo Gede&#243;n setenta hijos que constituyeron su descendencia, porque tuvo muchas mujeres. 31Tambi&#233;n su concubina que estaba en Siquem le dio un hijo, y le puso por nombre Abimelec. 32Y muri&#243; Gede&#243;n hijo de Jo&#225;s en buena vejez, y fue sepultado en el sepulcro de su padre Jo&#225;s, en Ofra de los abiezeritas.</div><div class="p"> 33Pero aconteci&#243; que cuando muri&#243; Gede&#243;n, los hijos de Israel volvieron a prostituirse yendo tras los baales, y escogieron por dios a Baal-berit. 34Y no se acordaron los hijos de Israel de Jehov&#225; su Dios, que los hab&#237;a librado de todos sus enemigos en derredor; 35ni se mostraron agradecidos con la casa de Jerobaal, el cual es Gede&#243;n, conforme a todo el bien que &#233;l hab&#237;a hecho a Israel.</div>
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 <div class="chapter ch9" data-usfm="JDG.9">
 <div class="label">9</div><div class="s">Reinado de Abimelec</div><div class="p"> 1Abimelec hijo de Jerobaal fue a Siquem, a los hermanos de su madre, y habl&#243; con ellos, y con toda la familia de la casa del padre de su madre, diciendo: 2Yo os ruego que dig&#225;is en o&#237;dos de todos los de Siquem: &#191;Qu&#233; os parece mejor, que os gobiernen setenta hombres, todos los hijos de Jerobaal, o que os gobierne un solo hombre? Acordaos que yo soy hueso vuestro, y carne vuestra. 3Y hablaron por &#233;l los hermanos de su madre en o&#237;dos de todos los de Siquem todas estas palabras; y el coraz&#243;n de ellos se inclin&#243; a favor de Abimelec, porque dec&#237;an: Nuestro hermano es. 4Y le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal-berit, con los cuales Abimelec alquil&#243; hombres ociosos y vagabundos, que le siguieron. 5Y viniendo a la casa de su padre en Ofra, mat&#243; a sus hermanos los hijos de Jerobaal, setenta varones, sobre una misma piedra; pero qued&#243; Jotam el hijo menor de Jerobaal, que se escondi&#243;. 6Entonces se juntaron todos los de Siquem con toda la casa de Milo, y fueron y eligieron a Abimelec por rey, cerca de la llanura del pilar que estaba en Siquem.</div><div class="p"> 7Cuando se lo dijeron a Jotam, fue y se puso en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando su voz clam&#243; y les dijo: O&#237;dme, varones de Siquem, y as&#237; os oiga Dios. 8Fueron una vez los &#225;rboles a elegir rey sobre s&#237;, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. 9Mas el olivo respondi&#243;: &#191;He de dejar mi aceite, con el cual en m&#237; se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los &#225;rboles? 10Y dijeron los &#225;rboles a la higuera: Anda t&#250;, reina sobre nosotros. 11Y respondi&#243; la higuera: &#191;He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a ser grande sobre los &#225;rboles? 12Dijeron luego los &#225;rboles a la vid: Pues ven t&#250;, reina sobre nosotros. 13Y la vid les respondi&#243;: &#191;He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los &#225;rboles? 14Dijeron entonces todos los &#225;rboles a la zarza: Anda t&#250;, reina sobre nosotros. 15Y la zarza respondi&#243; a los &#225;rboles: Si en verdad me eleg&#237;s por rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo de mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del L&#237;bano.</div><div class="p"> 16Ahora, pues, si con verdad y con integridad hab&#233;is procedido en hacer rey a Abimelec, y si hab&#233;is actuado bien con Jerobaal y con su casa, y si le hab&#233;is pagado conforme a la obra de sus manos 17(porque mi padre pele&#243; por vosotros, y expuso su vida al peligro para libraros de mano de Madi&#225;n, 18y vosotros os hab&#233;is levantado hoy contra la casa de mi padre, y hab&#233;is matado a sus hijos, setenta varones sobre una misma piedra; y hab&#233;is puesto por rey sobre los de Siquem a Abimelec hijo de su criada, por cuanto es vuestro hermano); 19si con verdad y con integridad hab&#233;is procedido hoy con Jerobaal y con su casa, que goc&#233;is de Abimelec, y &#233;l goce de vosotros. 20Y si no, fuego salga de Abimelec, que consuma a los de Siquem y a la casa de Milo, y fuego salga de los de Siquem y de la casa de Milo, que consuma a Abimelec. 21Y escap&#243; Jotam y huy&#243;, y se fue a Beer, y all&#237; se estuvo por miedo de Abimelec su hermano.</div><div class="p"> 22Despu&#233;s que Abimelec hubo dominado sobre Israel tres a&#241;os, 23envi&#243; Dios un mal esp&#237;ritu entre Abimelec y los hombres de Siquem, y los de Siquem se levantaron contra Abimelec; 24para que la violencia hecha a los setenta hijos de Jerobaal, y la sangre de ellos, recayera sobre Abimelec su hermano que los mat&#243;, y sobre los hombres de Siquem que fortalecieron las manos de &#233;l para matar a sus hermanos. 25Y los de Siquem pusieron en las cumbres de los montes asechadores que robaban a todos los que pasaban junto a ellos por el camino; de lo cual fue dado aviso a Abimelec.</div><div class="p"> 26Y Gaal hijo de Ebed vino con sus hermanos y se pasaron a Siquem, y los de Siquem pusieron en &#233;l su confianza. 27Y saliendo al campo, vendimiaron sus vi&#241;edos, y pisaron la uva e hicieron fiesta; y entrando en el templo de sus dioses, comieron y bebieron, y maldijeron a Abimelec. 28Y Gaal hijo de Ebed dijo: &#191;Qui&#233;n es Abimelec, y qu&#233; es Siquem, para que nosotros le sirvamos? &#191;No es hijo de Jerobaal, y no es Zebul ayudante suyo? Servid a los varones de Hamor padre de Siquem; pero &#191;por qu&#233; le hemos de servir a &#233;l? 29Ojal&#225; estuviera este pueblo bajo mi mano, pues yo arrojar&#237;a luego a Abimelec, y dir&#237;a a Abimelec: Aumenta tus ej&#233;rcitos, y sal.</div><div class="p"> 30Cuando Zebul gobernador de la ciudad oy&#243; las palabras de Gaal hijo de Ebed, se encendi&#243; en ira, 31y envi&#243; secretamente mensajeros a Abimelec, diciendo: He aqu&#237; que Gaal hijo de Ebed y sus hermanos han venido a Siquem, y he aqu&#237; que est&#225;n sublevando la ciudad contra ti. 32Lev&#225;ntate, pues, ahora de noche, t&#250; y el pueblo que est&#225; contigo, y pon emboscadas en el campo. 33Y por la ma&#241;ana al salir el sol madruga y cae sobre la ciudad; y cuando &#233;l y el pueblo que est&#225; con &#233;l salgan contra ti, t&#250; har&#225;s con &#233;l seg&#250;n se presente la ocasi&#243;n.</div><div class="p"> 34Levant&#225;ndose, pues, de noche Abimelec y todo el pueblo que con &#233;l estaba, pusieron emboscada contra Siquem con cuatro compa&#241;&#237;as. 35Y Gaal hijo de Ebed sali&#243;, y se puso a la entrada de la puerta de la ciudad; y Abimelec y todo el pueblo que con &#233;l estaba, se levantaron de la emboscada. 36Y viendo Gaal al pueblo, dijo a Zebul: He all&#237; gente que desciende de las cumbres de los montes. Y Zebul le respondi&#243;: T&#250; ves la sombra de los montes como si fueran hombres. 37Volvi&#243; Gaal a hablar, y dijo: He all&#237; gente que desciende de en medio de la tierra, y una tropa viene por el camino de la encina de los adivinos. 38Y Zebul le respondi&#243;: &#191;D&#243;nde est&#225; ahora tu boca con que dec&#237;as: Qui&#233;n es Abimelec para que le sirvamos? &#191;No es este el pueblo que ten&#237;as en poco? Sal pues, ahora, y pelea con &#233;l. 39Y Gaal sali&#243; delante de los de Siquem, y pele&#243; contra Abimelec. 40Mas lo persigui&#243; Abimelec, y Gaal huy&#243; delante de &#233;l; y cayeron heridos muchos hasta la entrada de la puerta. 41Y Abimelec se qued&#243; en Aruma; y Zebul ech&#243; fuera a Gaal y a sus hermanos, para que no morasen en Siquem.</div><div class="p"> 42Aconteci&#243; el siguiente d&#237;a, que el pueblo sali&#243; al campo; y fue dado aviso a Abimelec, 43el cual, tomando gente, la reparti&#243; en tres compa&#241;&#237;as, y puso emboscadas en el campo; y cuando mir&#243;, he aqu&#237; el pueblo que sal&#237;a de la ciudad; y se levant&#243; contra ellos y los atac&#243;. 44Porque Abimelec y la compa&#241;&#237;a que estaba con &#233;l acometieron con &#237;mpetu, y se detuvieron a la entrada de la puerta de la ciudad, y las otras dos compa&#241;&#237;as acometieron a todos los que estaban en el campo, y los mataron. 45Y Abimelec pele&#243; contra la ciudad todo aquel d&#237;a, y tom&#243; la ciudad, y mat&#243; al pueblo que en ella estaba; y asol&#243; la ciudad, y la sembr&#243; de sal.</div><div class="p"> 46Cuando oyeron esto todos los que estaban en la torre de Siquem, se metieron en la fortaleza del templo del dios Berit. 47Y fue dado aviso a Abimelec, de que estaban reunidos todos los hombres de la torre de Siquem. 48Entonces subi&#243; Abimelec al monte de Salm&#243;n, &#233;l y toda la gente que con &#233;l estaba; y tom&#243; Abimelec un hacha en su mano, y cort&#243; una rama de los &#225;rboles, y levant&#225;ndola se la puso sobre sus hombros, diciendo al pueblo que estaba con &#233;l: Lo que me hab&#233;is visto hacer, apresuraos a hacerlo como yo. 49Y todo el pueblo cort&#243; tambi&#233;n cada uno su rama, y siguieron a Abimelec, y las pusieron junto a la fortaleza, y prendieron fuego con ellas a la fortaleza, de modo que todos los de la torre de Siquem murieron, como unos mil hombres y mujeres.</div><div class="p"> 50Despu&#233;s Abimelec se fue a Tebes, y puso sitio a Tebes, y la tom&#243;. 51En medio de aquella ciudad hab&#237;a una torre fortificada, a la cual se retiraron todos los hombres y las mujeres, y todos los se&#241;ores de la ciudad; y cerrando tras s&#237; las puertas, se subieron al techo de la torre. 52Y vino Abimelec a la torre, y combati&#233;ndola, lleg&#243; hasta la puerta de la torre para prenderle fuego. 53Mas una mujer dej&#243; caer un pedazo de una rueda de molino sobre la cabeza de Abimelec, y le rompi&#243; el cr&#225;neo. 54Entonces llam&#243; apresuradamente a su escudero, y le dijo: Saca tu espada y m&#225;tame, para que no se diga de m&#237;: Una mujer lo mat&#243;. Y su escudero le atraves&#243;, y muri&#243;. 55Y cuando los israelitas vieron muerto a Abimelec, se fueron cada uno a su casa. 56As&#237; pag&#243; Dios a Abimelec el mal que hizo contra su padre, matando a sus setenta hermanos. 57Y todo el mal de los hombres de Siquem lo hizo Dios volver sobre sus cabezas, y vino sobre ellos la maldici&#243;n de Jotam hijo de Jerobaal.</div>
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El Amor de Dios en Jueces y en RutMuestra

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