Ebenezer - Hasta Aquí Nos Ayudó Jehová 3.0

Principios Para La Vida en El Reino De Dios

SIMPLE: Regresando a La Esencia De La Pascua

Obedecer: La Decisión Que Transforma

Un Llamado a La Iglesia

Espíritu Santo

La Fe De Ellos

Alegría

La Sanidad Viene De Dios

Discípulos en Casa: Formando Corazones Que Aman a Dios

Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bkEZK">
 <div class="chapter ch3" data-usfm="EZK.3">
 <div class="label">3</div><div class="p"> 1Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel. 2Y abr&#237; mi boca, y me hizo comer aquel rollo. 3Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entra&#241;as de este rollo que yo te doy. Y lo com&#237;, y fue en mi boca dulce como miel.#Ap. 10.9-10.</div><div class="p"> 4Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras. 5Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua dif&#237;cil, sino a la casa de Israel. 6No a muchos pueblos de habla profunda ni de lengua dif&#237;cil, cuyas palabras no entiendas; y si a ellos te enviara, ellos te oyeran. 7Mas la casa de Israel no te querr&#225; o&#237;r, porque no me quiere o&#237;r a m&#237;; porque toda la casa de Israel es dura de frente y obstinada de coraz&#243;n. 8He aqu&#237; yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes. 9Como diamante, m&#225;s fuerte que pedernal he hecho tu frente; no los temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque son casa rebelde. 10Y me dijo: Hijo de hombre, toma en tu coraz&#243;n todas mis palabras que yo te hablar&#233;, y oye con tus o&#237;dos. 11Y ve y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y h&#225;blales y diles: As&#237; ha dicho Jehov&#225; el Se&#241;or; escuchen, o dejen de escuchar.</div><div class="p"> 12Y me levant&#243; el Esp&#237;ritu, y o&#237; detr&#225;s de m&#237; una voz de gran estruendo, que dec&#237;a: Bendita sea la gloria de Jehov&#225; desde su lugar. 13O&#237; tambi&#233;n el sonido de las alas de los seres vivientes que se juntaban la una con la otra, y el sonido de las ruedas delante de ellos, y sonido de gran estruendo. 14Me levant&#243;, pues, el Esp&#237;ritu, y me tom&#243;; y fui en amargura, en la indignaci&#243;n de mi esp&#237;ritu, pero la mano de Jehov&#225; era fuerte sobre m&#237;. 15Y vine a los cautivos en Tel-abib, que moraban junto al r&#237;o Quebar, y me sent&#233; donde ellos estaban sentados, y all&#237; permanec&#237; siete d&#237;as at&#243;nito entre ellos.</div><div class="s">El atalaya de Israel</div><div class="r">(Ez. 33.1-9)</div><div class="p"> 16Y aconteci&#243; que al cabo de los siete d&#237;as vino a m&#237; palabra de Jehov&#225;, diciendo: 17Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oir&#225;s, pues, t&#250; la palabra de mi boca, y los amonestar&#225;s de mi parte. 18Cuando yo dijere al imp&#237;o: De cierto morir&#225;s; y t&#250; no le amonestares ni le hablares, para que el imp&#237;o sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el imp&#237;o morir&#225; por su maldad, pero su sangre demandar&#233; de tu mano. 19Pero si t&#250; amonestares al imp&#237;o, y &#233;l no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, &#233;l morir&#225; por su maldad, pero t&#250; habr&#225;s librado tu alma. 20Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de &#233;l, &#233;l morir&#225;, porque t&#250; no le amonestaste; en su pecado morir&#225;, y sus justicias que hab&#237;a hecho no vendr&#225;n en memoria; pero su sangre demandar&#233; de tu mano. 21Pero si al justo amonestares para que no peque, y no pecare, de cierto vivir&#225;, porque fue amonestado; y t&#250; habr&#225;s librado tu alma.</div><div class="s">El profeta mudo</div><div class="p"> 22Vino all&#237; la mano de Jehov&#225; sobre m&#237;, y me dijo: Lev&#225;ntate, y sal al campo, y all&#237; hablar&#233; contigo. 23Y me levant&#233; y sal&#237; al campo; y he aqu&#237; que all&#237; estaba la gloria de Jehov&#225;, como la gloria que hab&#237;a visto junto al r&#237;o Quebar; y me postr&#233; sobre mi rostro. 24Entonces entr&#243; el Esp&#237;ritu en m&#237; y me afirm&#243; sobre mis pies, y me habl&#243;, y me dijo: Entra, y enci&#233;rrate dentro de tu casa. 25Y t&#250;, oh hijo de hombre, he aqu&#237; que pondr&#225;n sobre ti cuerdas, y con ellas te ligar&#225;n, y no saldr&#225;s entre ellos. 26Y har&#233; que se pegue tu lengua a tu paladar, y estar&#225;s mudo, y no ser&#225;s a ellos var&#243;n que reprende; porque son casa rebelde. 27Mas cuando yo te hubiere hablado, abrir&#233; tu boca, y les dir&#225;s: As&#237; ha dicho Jehov&#225; el Se&#241;or: El que oye, oiga; y el que no quiera o&#237;r, no oiga; porque casa rebelde son.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="book bkEZK">
 <div class="chapter ch4" data-usfm="EZK.4">
 <div class="label">4</div><div class="s">Predicci&#243;n del sitio de Jerusal&#233;n</div><div class="p"> 1T&#250;, hijo de hombre, t&#243;mate un adobe, y ponlo delante de ti, y dise&#241;a sobre &#233;l la ciudad de Jerusal&#233;n. 2Y pondr&#225;s contra ella sitio, y edificar&#225;s contra ella fortaleza, y sacar&#225;s contra ella baluarte, y pondr&#225;s delante de ella campamento, y colocar&#225;s contra ella arietes alrededor. 3T&#243;mate tambi&#233;n una plancha de hierro, y ponla en lugar de muro de hierro entre ti y la ciudad; afirmar&#225;s luego tu rostro contra ella, y ser&#225; en lugar de cerco, y la sitiar&#225;s. Es se&#241;al a la casa de Israel.</div><div class="p"> 4Y t&#250; te acostar&#225;s sobre tu lado izquierdo y pondr&#225;s sobre &#233;l la maldad de la casa de Israel. El n&#250;mero de los d&#237;as que duermas sobre &#233;l, llevar&#225;s sobre ti la maldad de ellos. 5Yo te he dado los a&#241;os de su maldad por el n&#250;mero de los d&#237;as, trescientos noventa d&#237;as; y as&#237; llevar&#225;s t&#250; la maldad de la casa de Israel. 6Cumplidos estos, te acostar&#225;s sobre tu lado derecho por segunda vez, y llevar&#225;s la maldad de la casa de Jud&#225; cuarenta d&#237;as; d&#237;a por a&#241;o, d&#237;a por a&#241;o te lo he dado. 7Al asedio de Jerusal&#233;n afirmar&#225;s tu rostro, y descubierto tu brazo, profetizar&#225;s contra ella. 8Y he aqu&#237; he puesto sobre ti ataduras, y no te volver&#225;s de un lado a otro, hasta que hayas cumplido los d&#237;as de tu asedio.</div><div class="p"> 9Y t&#250; toma para ti trigo, cebada, habas, lentejas, millo y avena, y ponlos en una vasija, y hazte pan de ellos el n&#250;mero de los d&#237;as que te acuestes sobre tu lado; trescientos noventa d&#237;as comer&#225;s de &#233;l. 10La comida que comer&#225;s ser&#225; de peso de veinte siclos al d&#237;a; de tiempo en tiempo la comer&#225;s. 11Y beber&#225;s el agua por medida, la sexta parte de un hin; de tiempo en tiempo la beber&#225;s. 12Y comer&#225;s pan de cebada cocido debajo de la ceniza; y lo cocer&#225;s a vista de ellos al fuego de excremento humano. 13Y dijo Jehov&#225;: As&#237; comer&#225;n los hijos de Israel su pan inmundo, entre las naciones a donde los arrojar&#233; yo. 14Y dije: &#161;Ah, Se&#241;or Jehov&#225;! he aqu&#237; que mi alma no es inmunda, ni nunca desde mi juventud hasta este tiempo com&#237; cosa mortecina ni despedazada, ni nunca en mi boca entr&#243; carne inmunda. 15Y me respondi&#243;: He aqu&#237; te permito usar esti&#233;rcol de bueyes en lugar de excremento humano para cocer tu pan. 16Me dijo luego: Hijo de hombre, he aqu&#237; quebrantar&#233; el sustento del pan en Jerusal&#233;n; y comer&#225;n el pan por peso y con angustia, y beber&#225;n el agua por medida y con espanto, 17para que al faltarles el pan y el agua, se miren unos a otros con espanto, y se consuman en su maldad.</div>
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