Dios no tiene límitesMuestra

No hay límites a Su poder sobre el clima

"Todo el mundo habla sobre el clima, pero nadie parece hacer nada al respecto". Esa divertida línea generalmente se atribuye a Mark Twain, y lo que ha dado alas al sentimiento durante más de un siglo es que todos hemos deseado poder influir en lo que estaba sucediendo en la atmósfera, al menos en ciertas ocasiones.

Las madres de novias con recepciones al aire libre desearían poder controlar el calor y la humedad. A los agricultores les encantaría poder controlar la luz solar y la lluvia que necesitan sus cultivos. Si estuvieran a cargo del clima, nunca volvería a haber una helada mortal. Las aerolíneas nunca volverían a perder un centavo por los vuelos cancelados debido a las tormentas en las rutas de vuelo.

Hay Alguien en el cielo que siempre tiene el clima que quiere: "Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Extiende tu mano hacia el cielo, para que en todo Egipto caiga granizo sobre hombres y animales, y sobre toda la hierba del campo.» Y Moisés extendió su vara hacia el cielo, y el Señor hizo que tronara y granizara, y que cayera fuego sobre la tierra. El Señor hizo que cayera granizo sobre todo Egipto" (Éxodo 9:22,23).

Quizás los granjeros egipcios, acurrucados en sus pequeñas chozas y viendo la destrucción, maldijeron su mala suerte. Los asombrados esclavos israelitas fueron agasajados con una exhibición de poder ilimitado sobre el clima que los hizo felices de ser creyentes. Sabían quién había hecho que ocurriera el granizo.