El Corazón De La SabiduríaMuestra

Buscar la sabiduría en los lugares adecuados

Es una realidad que necesitamos sabiduría a diario. La vida moderna es abrumadora y es inevitable que nos encontremos desbordados. El rey Salomón debió de sentirse abrumado con la idea de ocupar el trono. Sabía que había llegado el momento en que necesitaría buscar sabiduría para sí mismo. Si quieres hacerte sabio, como el rey Salomón, ¿dónde debes buscar?

Dios es nuestra fuente de sabiduría y conocerle mejor nos guiará, de forma natural, por un camino de sabiduría. A través de su Palabra aprendemos a comprender sus caminos y a escuchar su voz. Cuanto más permitamos que la Palabra impregne nuestras vidas, más cerca de Dios estaremos y más sabios seremos. Así pues, es justo decir que un proverbio al día aleja la necedad.

En Proverbios, vemos un patrón de un mandato y una recompensa, en el que el primer versículo es un mandato y el segundo concluye el pensamiento con una recompensa. Ese patrón se encuentra en el capítulo 3 de Proverbios, lleno de instrucciones para hallar sabiduría. La respuesta que da este capítulo es saturar tu vida de sabiduría. Recibimos la orden de atar o escribir la Palabra de Dios en nuestro corazón. Si queremos crecer en sabiduría, debemos tener la Palabra de Dios en nosotros y a nuestro alrededor para que fluya a través de nosotros. Debe estar al frente y en el centro, en nuestra mente y en nuestro corazón.

Además de Dios y su Palabra, también debemos buscar la sabiduría de otros cristianos piadosos. Él nos dio la conexión con el cuerpo de Cristo para que podamos aprender de los demás. Podemos aprender de sus errores y de sus valiosas lecciones de vida. La experiencia de los demás es sabiduría y tener un espíritu enseñable es clave.

Por último, Jesús es una fuente de sabiduría. Está oculta en Cristo, según I Corintios 1:24. Cuanto más observemos la vida de Jesús, experimentemos sus enseñanzas y meditemos en sus palabras, más saturados de sabiduría estaremos.