Viviendo PlenaMuestra

Un encuentro con la mirada de Jesús

Yo no sé cómo crees que Jesús te mira, pero yo sé que, por mucho tiempo, en mi vida luché con esa sensación de que nunca podía hacer suficiente para Él, que no era suficiente, y ni hablemos de Su mirada hacia mí. No podía creer que Él me mirara con ojos de agrado.

En Juan 8:1-11 leemos la historia de la mujer encontrada en el acto de adulterio y de cómo los fariseos, al traerla delante de Jesús, esperaban palabras de condena, una mirada de desagrado y rechazo. Sin embargo, y aunque todos a su alrededor estaban listos para castigarla, Jesús dijo: “Quien está libre de pecado que tire la primera piedra”. Cuando todos abandonaron la reunión, Él se encontró solo con la mujer y dijo que no la condenaba, y a través de Su gracia la empoderó a vivir en santidad.

La mirada de Jesús es diferente de la mirada de las personas, muchas veces. El mundo jamás podrá ver lo que Jesús ve en ti. Su mirada sobre tu vida es una mirada de amor. Cuando te mira, lo hace con agrado y con mucha gracia. Él no te dejará sola y jamás quitará de ti Su atención.

Ora conmigo:

Jesús, gracias por haber puesto Tu mirada en mí. Gracias porque me amaste primero, soportaste la cruz por mí, tomaste la muerte que yo me merecía sobre Ti para que hoy pueda ser la niña de Tus ojos, el centro de Tu atención y agrado. Muéstrame hoy la verdad de cómo me ves y sáciame con Tu amor en lo más profundo de mi corazón. Amén.