Buscando CorazónMuestra

Pequeña ciudad

Conocí hace mucho tiempo a una mujer que amaba a Dios. Era agradable a los ojos y a los oídos, como quien diría de una hermosa Ciudad, de la tierra de los cristianos, simplemente una pequeña Roma. Amaba con todas sus fuerzas, con toda su alma y con toda su mente. Su amor era perceptible, era un privilegio poder escuchar de sus experiencias con su amado. Nadie que la conociese pudiera decir que no tenía pasión por Jesús, Él era su todo. En cada canción Jesús era su poesía, en cada pieza artística Jesús era su inspiración. Su voz encantaba a quien la escuchase, el ambiente cambiaba cuando empezaba a sonar su canto. Pero las voces que agrietaron el hielo, vientos que hunden barcos, golpearon su esencia, corrió tras los cantos de las sirenas que hipnotizan a los navegantes y no lo pudo resistir. ¿Será que su corazón se enfrió?, decían unos. ¿Será que su canto se apagó?, decían otros. Pero, no se podría encontrar razón. La llama que encendía su corazón se había apagado, silencio, solo silencio, ya no se la escuchaba cantar por las calles, sus colores se disiparon y nadie volvió a preguntar por ella.

Lágrimas que corren del que escribe, solo al pensar que un corazón se apaga a la pasión por Jesús, porque a decir verdad si mi pasión por Él se apaga, ¿Qué más mejoraría mi vida?¿Que más le daría sentido al todo?

¿Conoces gente así? Muchos de nosotros pasamos momentos donde nuestro corazón quiere manejarnos. La Biblia dice en Jeremías 17:9 que es engañoso dejarnos manejar por él.

Estar constantemente cerca del corazón del Padre, guiado por el Espíritu Santo, es la mejor opción. Una y otra vez las voces que nos rodean van a intentar desviarnos de las decisiones correctas. En ocasiones lo que “siento” maneja mi vida, y en realidad lo que siento es engañoso porque está atado a mis sensaciones a mi emoción. Pero la emoción es pasajera, no puedo tomar decisiones en soledad o herido, porque así empiezan los peores momentos.

Nunca dejes que las voces te alejen del rebaño porque lejos del rebaño somos vulnerables, lejos del rebaño sea tu iglesia o tu familia no hay posibilidades de seguir vivos.

El secreto es estar rodeado de quien nos cuide y con el corazón en manos de Jesús.