Pausa y escucha su voz- 21 días de ayunoMuestra

DÍA 5 – El abrazo de mi Padre

La parábola del hijo pródigo es una de las más conmovedoras. Permite ver a plenitud, el amor incondicional que el Padre tiene hacia su hijo, a quien le quita y limpia toda maldad, ofreciendo perdón y nuevas oportunidades.

El hijo pródigo, era el menor de los dos hijos que relata la parábola. Con toda osadía, el muchacho exige su parte de la herencia, pasando por encima del hijo mayor. La historia se desenlaza en un despilfarro de dinero hasta la ruina total del joven. Al ver su triste situación se arrepiente y toma la decisión de regresar a la casa de su padre en condición de trabajador y no de hijo. Sin embargo, la historia da un giro diferente. El padre, viendo aún de lejos a su hijo, corre a su encuentro, se echó a abrazarlo y besarlo. Ante tanta alegría el padre ordena realizar una celebración por el regreso de su hijo, lo limpia, lo viste y le pone un anillo como señal de identidad.

Esta parábola no es ajena a nuestra realidad, cuando nos apartamos de nuestro Padre. Inevitablemente, nos hacemos daño, pero al decidir regresar, Él corre a nuestro encuentro, nos abraza, besa, restaura y devuelve nuestra identidad.

Guía a la oración: Amado Padre, me acerco a ti, reconozco que muchas veces por distintas razones me alejo de ti. Agradezco mucho la paciencia y amor que tienes hacia mí, sin tu cuidado mi vida sería distinta… (continúa la oración)