La Crisis De La HumanidadMuestra

El primer problema del profeta

La desesperación conduce a la queja y la queja produce problemas. Hoy veremos los problemas del profeta Habacuc como parte de la crisis de la humanidad.

"¿Hasta cuándo, oh Señor, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás?"

Habacuc, en realidad, estaba diciéndole a Dios que se estaba negando a responder sus oraciones. En una noche de desesperación, él clamó al ver la violencia a su alrededor, en el pueblo. Y le pareció que Dios no estaba haciendo ni diciendo nada ante ese problema. Este fue el lamento de Habacuc. Como veremos más adelante, el libro concluye con un himno de alabanza y una nota de alegría.

Amigo, si tú tienes alguna pregunta, deberías presentarla al Señor por medio de la oración, de la misma manera en que lo hizo el profeta. Si tú eres sincero en la pregunta, seguramente recibirás una respuesta de Dios. Leamos los versículos 3 y 4 de este capítulo 1 de Habacuc:

"¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan. Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no se ajusta a la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia."

Aquí está la gran pregunta: ¿Por qué Dios permite que continúe el mal y que aumenten la iniquidad, la injusticia, el pleito, la contienda y la violencia entre Su propio pueblo?

Esta es una pregunta antigua, pero, a la vez, es una pregunta nueva, una pregunta que tú puedes hacerte hoy. Observemos esto en detalle.

Habacuc, probablemente, escribió en algún momento después de la época del rey Josías, el último buen rey del reino del sur o de Judá. A él, le siguió Joacaz, quien fue un rey malvado, cuyo reinado no duró más de tres meses. Después llegó Joaquín, que reinó once años y también fue un mal rey.

Su tiempo fue de desintegración, deterioro y decadencia del reino. Hubo un incumplimiento de la ley de Moisés, y el pueblo se estaba alejando de Dios.

La pregunta, entonces, era la siguiente:
¿Por qué estaba Dios permitiendo esa maldad?

La respuesta está en esta porción de la Biblia.

Deuteronomio 31:8, "El Señor mismo va delante de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No tengas miedo; no te desanimes".

Que Dios los bendiga ricamente.

PD: Si quieres recibir cada día un mensaje de esperanza en tu correo electrónico, puedes suscribirte en este enlace . Además, al hacerlo recibirás el libro electrónico “10 claves para volver a conectarte con Dios”, el cual te ayudará a profundizar en tu relación con Dios.

Queremos agradecer a Rodolfo Díaz la redacción de este plan. Conozca más sobre él aquí.