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Biblia Reina Valera 1960

Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="book bkACT">
 <div class="chapter ch8" data-usfm="ACT.8">
 <div class="label">8</div><div class="s">Saulo persigue a la iglesia</div><div class="p"> 1Y Saulo consent&#237;a en su muerte. En aquel d&#237;a hubo una gran persecuci&#243;n contra la iglesia que estaba en Jerusal&#233;n; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los ap&#243;stoles. 2Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre &#233;l. 3Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la c&#225;rcel.#Hch. 22.4-5; 26.9-11.</div><div class="s">Predicaci&#243;n del evangelio en Samaria</div><div class="p"> 4Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. 5Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. 6Y la gente, un&#225;nime, escuchaba atentamente las cosas que dec&#237;a Felipe, oyendo y viendo las se&#241;ales que hac&#237;a. 7Porque de muchos que ten&#237;an esp&#237;ritus inmundos, sal&#237;an estos dando grandes voces; y muchos paral&#237;ticos y cojos eran sanados; 8as&#237; que hab&#237;a gran gozo en aquella ciudad.</div><div class="p"> 9Pero hab&#237;a un hombre llamado Sim&#243;n, que antes ejerc&#237;a la magia en aquella ciudad, y hab&#237;a enga&#241;ado a la gente de Samaria, haci&#233;ndose pasar por alg&#250;n grande. 10A este o&#237;an atentamente todos, desde el m&#225;s peque&#241;o hasta el m&#225;s grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios. 11Y le estaban atentos, porque con sus artes m&#225;gicas les hab&#237;a enga&#241;ado mucho tiempo. 12Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. 13Tambi&#233;n crey&#243; Sim&#243;n mismo, y habi&#233;ndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las se&#241;ales y grandes milagros que se hac&#237;an, estaba at&#243;nito.</div><div class="p"> 14Cuando los ap&#243;stoles que estaban en Jerusal&#233;n oyeron que Samaria hab&#237;a recibido la palabra de Dios, enviaron all&#225; a Pedro y a Juan; 15los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Esp&#237;ritu Santo; 16porque a&#250;n no hab&#237;a descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente hab&#237;an sido bautizados en el nombre de Jes&#250;s. 17Entonces les impon&#237;an las manos, y recib&#237;an el Esp&#237;ritu Santo. 18Cuando vio Sim&#243;n que por la imposici&#243;n de las manos de los ap&#243;stoles se daba el Esp&#237;ritu Santo, les ofreci&#243; dinero, 19diciendo: Dadme tambi&#233;n a m&#237; este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Esp&#237;ritu Santo. 20Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. 21No tienes t&#250; parte ni suerte en este asunto, porque tu coraz&#243;n no es recto delante de Dios.#Sal. 78.37. 22Arrepi&#233;ntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quiz&#225; te sea perdonado el pensamiento de tu coraz&#243;n; 23porque en hiel de amargura y en prisi&#243;n de maldad veo que est&#225;s. 24Respondiendo entonces Sim&#243;n, dijo: Rogad vosotros por m&#237; al Se&#241;or, para que nada de esto que hab&#233;is dicho venga sobre m&#237;.</div><div class="p"> 25Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusal&#233;n, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio.</div><div class="s">Felipe y el et&#237;ope</div><div class="p"> 26Un &#225;ngel del Se&#241;or habl&#243; a Felipe, diciendo: Lev&#225;ntate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusal&#233;n a Gaza, el cual es desierto. 27Entonces &#233;l se levant&#243; y fue. Y sucedi&#243; que un et&#237;ope, eunuco, funcionario de Candace reina de los et&#237;opes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y hab&#237;a venido a Jerusal&#233;n para adorar, 28volv&#237;a sentado en su carro, y leyendo al profeta Isa&#237;as. 29Y el Esp&#237;ritu dijo a Felipe: Ac&#233;rcate y j&#250;ntate a ese carro. 30Acudiendo Felipe, le oy&#243; que le&#237;a al profeta Isa&#237;as, y dijo: Pero &#191;entiendes lo que lees? 31&#201;l dijo: &#191;Y c&#243;mo podr&#233;, si alguno no me ense&#241;are? Y rog&#243; a Felipe que subiese y se sentara con &#233;l. 32El pasaje de la Escritura que le&#237;a era este:</div><div class="q">Como oveja a la muerte fue llevado;</div><div class="q">Y como cordero mudo delante del que lo trasquila,</div><div class="q">As&#237; no abri&#243; su boca.</div><div class="q"> 33En su humillaci&#243;n no se le hizo justicia;</div><div class="q">Mas su generaci&#243;n, &#191;qui&#233;n la contar&#225;?</div><div class="q">Porque fue quitada de la tierra su vida.#Is. 53.7-8.</div><div class="m"> 34Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: &#191;de qui&#233;n dice el profeta esto; de s&#237; mismo, o de alg&#250;n otro? 35Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunci&#243; el evangelio de Jes&#250;s. 36Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aqu&#237; hay agua; &#191;qu&#233; impide que yo sea bautizado? 37Felipe dijo: Si crees de todo coraz&#243;n, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 38Y mand&#243; parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautiz&#243;. 39Cuando subieron del agua, el Esp&#237;ritu del Se&#241;or arrebat&#243; a Felipe; y el eunuco no le vio m&#225;s, y sigui&#243; gozoso su camino. 40Pero Felipe se encontr&#243; en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que lleg&#243; a Cesarea.</div>
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<div class="version vid149 iso6393spa" data-vid="149" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkACT">
 <div class="chapter ch9" data-usfm="ACT.9">
 <div class="label">9</div><div class="s">Conversi&#243;n de Saulo</div><div class="r">(Hch. 22.6-16; 26.12-18)</div><div class="p"> 1Saulo, respirando a&#250;n amenazas y muerte contra los disc&#237;pulos del Se&#241;or, vino al sumo sacerdote, 2y le pidi&#243; cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusal&#233;n. 3Mas yendo por el camino, aconteci&#243; que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rode&#243; un resplandor de luz del cielo; 4y cayendo en tierra, oy&#243; una voz que le dec&#237;a: Saulo, Saulo, &#191;por qu&#233; me persigues? 5&#201;l dijo: &#191;Qui&#233;n eres, Se&#241;or? Y le dijo: Yo soy Jes&#250;s, a quien t&#250; persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguij&#243;n. 6&#201;l, temblando y temeroso, dijo: Se&#241;or, &#191;qu&#233; quieres que yo haga? Y el Se&#241;or le dijo: Lev&#225;ntate y entra en la ciudad, y se te dir&#225; lo que debes hacer. 7Y los hombres que iban con Saulo se pararon at&#243;nitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. 8Entonces Saulo se levant&#243; de tierra, y abriendo los ojos, no ve&#237;a a nadie; as&#237; que, llev&#225;ndole por la mano, le metieron en Damasco, 9donde estuvo tres d&#237;as sin ver, y no comi&#243; ni bebi&#243;.</div><div class="p"> 10Hab&#237;a entonces en Damasco un disc&#237;pulo llamado Anan&#237;as, a quien el Se&#241;or dijo en visi&#243;n: Anan&#237;as. Y &#233;l respondi&#243;: Heme aqu&#237;, Se&#241;or. 11Y el Se&#241;or le dijo: Lev&#225;ntate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aqu&#237;, &#233;l ora, 12y ha visto en visi&#243;n a un var&#243;n llamado Anan&#237;as, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. 13Entonces Anan&#237;as respondi&#243;: Se&#241;or, he o&#237;do de muchos acerca de este hombre, cu&#225;ntos males ha hecho a tus santos en Jerusal&#233;n; 14y aun aqu&#237; tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. 15El Se&#241;or le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es este, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; 16porque yo le mostrar&#233; cu&#225;nto le es necesario padecer por mi nombre. 17Fue entonces Anan&#237;as y entr&#243; en la casa, y poniendo sobre &#233;l las manos, dijo: Hermano Saulo, el Se&#241;or Jes&#250;s, que se te apareci&#243; en el camino por donde ven&#237;as, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Esp&#237;ritu Santo. 18Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibi&#243; al instante la vista; y levant&#225;ndose, fue bautizado. 19Y habiendo tomado alimento, recobr&#243; fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos d&#237;as con los disc&#237;pulos que estaban en Damasco.</div><div class="s">Saulo predica en Damasco</div><div class="p"> 20En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que este era el Hijo de Dios. 21Y todos los que le o&#237;an estaban at&#243;nitos, y dec&#237;an: &#191;No es este el que asolaba en Jerusal&#233;n a los que invocaban este nombre, y a eso vino ac&#225;, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes? 22Pero Saulo mucho m&#225;s se esforzaba, y confund&#237;a a los jud&#237;os que moraban en Damasco, demostrando que Jes&#250;s era el Cristo.</div><div class="s">Saulo escapa de los jud&#237;os</div><div class="p"> 23Pasados muchos d&#237;as, los jud&#237;os resolvieron en consejo matarle; 24pero sus asechanzas llegaron a conocimiento de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de d&#237;a y de noche para matarle. 25Entonces los disc&#237;pulos, tom&#225;ndole de noche, le bajaron por el muro, descolg&#225;ndole en una canasta.#2 Co. 11.32-33.</div><div class="s">Saulo en Jerusal&#233;n</div><div class="p"> 26Cuando lleg&#243; a Jerusal&#233;n, trataba de juntarse con los disc&#237;pulos; pero todos le ten&#237;an miedo, no creyendo que fuese disc&#237;pulo. 27Entonces Bernab&#233;, tom&#225;ndole, lo trajo a los ap&#243;stoles, y les cont&#243; c&#243;mo Saulo hab&#237;a visto en el camino al Se&#241;or, el cual le hab&#237;a hablado, y c&#243;mo en Damasco hab&#237;a hablado valerosamente en el nombre de Jes&#250;s. 28Y estaba con ellos en Jerusal&#233;n; y entraba y sal&#237;a, 29y hablaba denodadamente en el nombre del Se&#241;or, y disputaba con los griegos; pero estos procuraban matarle. 30Cuando supieron esto los hermanos, le llevaron hasta Cesarea, y le enviaron a Tarso.</div><div class="p"> 31Entonces las iglesias ten&#237;an paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Se&#241;or, y se acrecentaban fortalecidas por el Esp&#237;ritu Santo.</div><div class="s">Curaci&#243;n de Eneas</div><div class="p"> 32Aconteci&#243; que Pedro, visitando a todos, vino tambi&#233;n a los santos que habitaban en Lida. 33Y hall&#243; all&#237; a uno que se llamaba Eneas, que hac&#237;a ocho a&#241;os que estaba en cama, pues era paral&#237;tico. 34Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; lev&#225;ntate, y haz tu cama. Y en seguida se levant&#243;. 35Y le vieron todos los que habitaban en Lida y en Sar&#243;n, los cuales se convirtieron al Se&#241;or.</div><div class="s">Dorcas es resucitada</div><div class="p"> 36Hab&#237;a entonces en Jope una disc&#237;pula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hac&#237;a. 37Y aconteci&#243; que en aquellos d&#237;as enferm&#243; y muri&#243;. Despu&#233;s de lavada, la pusieron en una sala. 38Y como Lida estaba cerca de Jope, los disc&#237;pulos, oyendo que Pedro estaba all&#237;, le enviaron dos hombres, a rogarle: No tardes en venir a nosotros. 39Levant&#225;ndose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando lleg&#243;, le llevaron a la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las t&#250;nicas y los vestidos que Dorcas hac&#237;a cuando estaba con ellas. 40Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y or&#243;; y volvi&#233;ndose al cuerpo, dijo: Tabita, lev&#225;ntate. Y ella abri&#243; los ojos, y al ver a Pedro, se incorpor&#243;. 41Y &#233;l, d&#225;ndole la mano, la levant&#243;; entonces, llamando a los santos y a las viudas, la present&#243; viva. 42Esto fue notorio en toda Jope, y muchos creyeron en el Se&#241;or. 43Y aconteci&#243; que se qued&#243; muchos d&#237;as en Jope en casa de un cierto Sim&#243;n, curtidor.</div>
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