Puestos los ojos en JesúsMuestra

¿Qué estoy dispuesto a dejar por seguir a Cristo? Quizá es una pregunta que muy pocas veces nos hemos hecho, pensamos tanto en nosotros, en nuestras metas y sueños personales, aspiraciones, en el reconocimiento de la gente, un buen nombre, en dinero y bienes materiales, que nos olvidamos de la parte más importante de nuestra vida. Nos olvidamos de Aquel que nos miró y nos amó aun cuando el mundo nos desechó, de Aquel que vio algo especial en nosotros, de Aquel que nos levantó cuando caímos y estando heridos, nos lavó y nos puso vestiduras nuevas. No olvides por quién hoy estás aquí, no olvides quién cambió tu depresión por gozo y tu llanto en alegría, quién se llevó tu tristeza y te hizo libre de toda atadura.

El Señor busca que le entreguemos el corazón, no con temor, sino con la convicción firme que es el lugar en donde mejor va a estar. Cuando damos el paso de entregar nuestro corazón y rendir nuestra voluntad a Jesús, nuestra confianza y fe se acrecientan por cuanto debemos esperar en Él y es ahí dónde conocemos Su fidelidad. Porque dónde nosotros fallábamos, Él acierta, y dónde éramos débiles se perfecciona Su poder, y entonces nos damos cuenta de la existencia de un tesoro de valor incalculable que no habíamos mirado por poner nuestros ojos y corazón en cosas vanas y pasajeras que nublaban la visión.

En este punto del camino, cuando has conocido la grandeza de las obras del Señor y podido percibir Su amor y misericordia en tu vida, puedes responder la pregunta: ¿Qué estoy dispuesto a dejar por seguir a Cristo? Cristo no anhela una parte de tu mente, una parte de tu corazón, parte de tus metas, ilusiones o sueños, Él te quiere completo para cumplir Su propósito.