Un significado real

Recuerdo que cuando era niña me era muy difícil de asimilar la historia de Abraham e Isaac. Me generaba muchas dudas que ahora se traducen en el entendimiento de que ese episodio marcó un precedente en cuanto al significado de la adoración. De hecho, fue allí la primera vez que la Biblia hace referencia a ella, utilizando la palabra adoraremos (Génesis 22:5) y también es la primera vez, que en las Escrituras, se hace mención del amor (Génesis 22:2). Es en esa parte donde la Palabra nos muestra que la esencia de la adoración es el amor manifestado en obediencia.

Adorar estará siempre ligado al corazón, más que a una posición corporal. Adorar es la respuesta de amor de nuestro corazón de hijos, al amor del Padre, como resultado de la revelación de Jesús en nuestras vidas, por el Espíritu Santo.
Es imposible adorar a Dios, si no le amamos, como también sería imposible obedecer sin amor, pues una de las formas en las que el amor a Dios se traduce, es obedeciendo. La obediencia es esencial si queremos ser los adoradores que el Padre busca; es escuchar la Palabra de Dios y actuar conforme a ella.

Si volvemos a la historia de Abraham, encontramos un ejemplo claro no solo de entrega y sacrificio, sino de obediencia y fe. A Dios le agrada la obediencia más que cualquier otra cosa, pero para hacerlo necesitamos fe y confianza. De ese modo podremos rendir la adoración que Él busca. Un corazón obediente es un corazón que confía en Él.

Dios quiere que tengamos fe, así como la tuvo Abraham y que le creamos con nuestro corazón. De esta forma seremos capaces de adorar, obedecer y entregar.