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ESTOY ANSIOSO TODO EL TIEMPO

Todos nosotros tenemos al menos una discapacidad de un tipo u otro. A veces, ese desafío en nuestras vidas demuestra ser una gran fuente de energía: el niño más pequeño que es ignorado y tratado con condescendencia en la familia se convierte en un triunfador "para demostrarles que soy alguien". Un estudiante de secundaria que tartamudea debe superarlo y convertirse en un gran orador. Alguien que vive con ansiedad diaria podría compensar canalizando ese miedo y energía hacia la excelencia en el trabajo. O al revés, los frecuentes ataques de pánico hacen que cada tipo de prueba escolar o evaluación laboral sea un momento de total terror emocional y bloqueo.

La ansiedad diaria es una plaga generalizada: más del 10% de los adultos estadounidenses toman algún tipo de medicación antidepresiva. Ya sea que esté tomando un medicamento o no, hay una forma de alivio disponible para todos los creyentes en Cristo: “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7). Las Escrituras nos prometen que Dios realmente está siguiendo nuestra vida cotidiana, que se preocupa profundamente por nosotros, que sus oídos están atentos a nuestras oraciones, que cada oración recibe una respuesta adecuada en el momento adecuado y que Dios realmente interviene en la historia humana en beneficio de los creyentes.

Él no está solamente mirándonos. Él está comprometido. Eso significa que no estás solo. Eso significa que incluso tus dificultades pueden convertirse en bendiciones. Eso significa que siempre ganas al final.

Avanza. Echa tu ansiedad sobre él. Sus hombros son lo suficientemente grandes para soportarlo todo.