La Incómoda Solución Para Prácticamente TodoMuestra

Jesús enseña a Nicodemo
Nicodemo era un hombre religioso reconocido por todo el pueblo. Un maestro de la ley, perteneciente a los fariseos. Un referente para otros en cuanto a la búsqueda espiritual y su comunidad lo admiraba. Pero él mismo se ve inquietado por Jesús. Tal vez por ser una figura pública de estas dimensiones es que el relato dice que fue a buscar a Jesús en la noche. En su íntima reflexión Nicodemo reconoce algo especial en Jesús. Tal vez otros fariseos acusaban y rechazaban a este que decía venir en nombre de Dios. Pero, Nicodemo había sido capaz de distinguir que verdaderamente Jesús hablaba y actuaba con una evidente conexión con Dios. En su sincera y espontánea inquietud Nicodemo recibe de Jesús una aclaración que va mucho más allá de lo que sus ojos podían ver y lo que su sensibilidad espiritual había comprendido. Jesús le dice que para ver el Reino de Dios es necesario nacer de nuevo.
Seguramente muchos podemos identificarnos con Nicodemo. Ya sea porque tenemos alguna comprensión intelectual o porque hemos transitado alguna experiencia en una relación con Dios. Pero Jesús nos habla por igual. Es necesario un cambio total, profundo e integral de nuestro corazón para poder comprender y vivir plenamente en una relación con Dios. Jesús lo sabe y se lo advierte a Nicodemo. No es una garantía llevar una vida religiosa, no basta con saber las “cosas correctas” acerca de la espiritualidad, no es suficiente que otros nos vean como buenas personas o como un buen ejemplo.
Jesús sabe que tenemos un corazón que fácilmente se aleja del Padre, que más que un cambio de conducta necesitamos un nuevo nacimiento. Nacer de nuevo, es permitir que Jesús haga un trasplante en nuestro corazón. Que ponga Su voluntad en nuestras decisiones, Sus pensamientos en nuestra mente, Sus intereses en nuestras prioridades. Sus ojos, en la forma como miramos al mundo, a los demás y a nosotros mismos. En fin, este trasplante o nuevo nacimiento, es un milagro que solamente se da por Su gracia. Solamente por los méritos de Jesús. No podemos hacer nada para merecerlo. Simplemente Dios, en Su infinito amor nos concede el poder reconocer que en Jesús tenemos una nueva relación con Él, y así podemos ver Su Reino, tal como lo anheló Nicodemo.
Escrituras
Acerca de este Plan

Jesús, lleno de gracia y verdad, se revela al hombre, a nosotros, para llevarnos a vivir la vida de una manera diferente. La gracia no se basa en méritos, logros o esfuerzos humanos. No es por nuestra bondad o buenas acciones, sino porque, de manera inmerecida, Dios la extiende a quienes se acercan a Él con la actitud correcta.
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Nos gustaría agradecer a Confra Unicentro por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://confraternidad.org.co/
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