EPISODIO 2 CONFIAR

DÍA TRES: ¿POR QUÉ DEJAMOS DE CONFIAR?

¿Quién no fue víctima del engaño y del fraude? ¿Han roto tu confianza? No te sientas tan sola o solo, yo me sumo a la lista de desconfiados. Sabemos que esto es algo que ocurre en nuestra sociedad, desde las publicidades engañosas hasta las más insignificantes imágenes que nos muestran algo, que después no son tal como parecían.

En nuestro caminar por la vida, experimentamos ciertos momentos con personas en las que nos habíamos sentimos atraídos a confiar, personas con quienes interactuamos en nuestras profesiones o estudios hasta las más cercanas como amigos o familiares, y que, en el momento más inesperado nos defraudan rompiendo nuestra confianza. Un socio que nos engaña, un amor que abandona, un secreto revelado y tantas otras experiencias que duelen son las que nos dejan el corazón inválido de volver a confiar.

¿Por qué dejamos de confiar? Lo hacemos porque una vez más proyectamos el mal comportamiento humano en Dios. Claramente reflejamos lo vivido con el hombre en nuestra relación con Dios. Esto ocurre porque no conocemos a Dios.

Es interesante saber que la confianza está totalmente asociada a los atributos de Dios. ¿Darías un préstamo a alguien a quien no conoces? Seguramente no, tal como lo hacen los bancos y demás financieros antes de tomar semejante riesgo. Es que nadie debería confiar sin saber quién es. El confiar en Dios está íntimamente relacionado con los atributos de Dios. Quiero darte un ejemplo para poder ser más claro; pensemos en la fidelidad de Dios para esto. Como Dios es fiel, Él nunca falla. El conflicto nace en nosotros cuando vemos esa fidelidad como si fuera la nuestra, la humana, y olvidamos que la fidelidad de Dios es perfecta. Entonces, si conocemos sus atributos veremos que confiar en Dios deja de ser algo imposible, sino más bien algo sencillo.

Te presento como es en quien debes confiar hoy: Eterno, Inmutable, Omnipresente, Omnisciente, Omnipotente, Omnisapiente, es Amor, es Verdad, es Justicia, es Santo, es Sabiduría y así podemos enlistar los maravillosos avales que tenemos para confiar y saber que no seremos defraudados jamás.

Oración: Dios, perdón por no haber confiado en vos. Reconozco que mis vivencias me apagaron la confianza. Quiero conocerte cada día más. No solo creo en vos, sino que además pongo mi absoluta confianza en vos. Sé que no me fallarás. Gracias Jesús, amén.