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¡Señor, Limpia Mi Corazón!Muestra

¡Señor, Limpia Mi Corazón!

DÍA 1 DE 3

Cuando la tentación entra al corazón

Pensemos en esta escena: tenemos a un joven que ama a Dios con todo su corazón y es respetado en su comunidad. Ha superado innumerables pruebas y por fin, está alcanzando lo que Dios le prometió. La vida le sonríe. Su nombre: David, rey de Israel.

Pero en su momento más alto, la tentación toca la puerta de su corazón y él la deja entrar. Llega en forma de adulterio codiciando la mujer de un amigo.

La tentación puede llegar de muchas maneras a nuestra vida. Al rey David le llegó en forma de adulterio, fornicación y homicidio, pero a nosotros se nos puede aparecer en escenarios de diversa índole. Por ejemplo:

  • Sintiendo envidia por los éxitos de un amigo.
  • Gastando más dinero del que tenemos.
  • Comiendo en exceso.
  • Perdiendo el tiempo en redes sociales.
  • Viendo pornografía.
  • Quejándonos y enojándonos con Dios.

La Biblia dice que David fue un hombre conforme al corazón de Dios, y aunque fue un gran pecador, también fue un gran arrepentido. Él sabía que su pecado estaba en su corazón, y que el único que podía limpiarlo era Dios. David no argumentaba ni justificaba sus faltas; él reconocía sus actos y se humillaba pidiendo misericordia.

David sabía que Dios, en su bondad lo perdonaría y en su amor, lo disciplinaria. Dios amaba a David porque él se arrepentía genuinamente.

Si sientes que la tentación está rondando tu corazón y le has dado cabida al pecado, necesitas limpiarlo. Un corazón limpio es un corazón lavado, redimido y purificado por la obra de Jesucristo; por eso el único que puede limpiarlo es Él, pues Jesús hizo los méritos suficientes para lavarnos y hacernos aptos delante del Padre.

Acude a Jesucristo para que te lave y cree en ti un corazón limpio que te permita estar en su presencia. Si has fallado, y has vuelto a caer en lo mismo, revisa tu corazón, porque ahí está la fuente de tu problema, y clama a Dios, como lo hizo David: ¡Señor, limpia mi corazón!

Oremos:

Señor Jesús, hoy acudo a ti, sabiendo que eres el único que puedes limpiar mi corazón. Reconozco la necesidad que tengo de ti y de tu obra en mi ser interior. Por mí mismo, no puedo hacer nada para limpiarme. Reconozco mis faltas y pecados, y me presento delante de ti, sabiendo que tu sacrificio en la cruz es suficiente para ser limpio a través de tu sangre.

Mírame a través de tu gracia y lávame. En tu Palabra dice que todo aquel que viene delante de ti, tú no le echas fuera; y hoy corro a ti, dependiendo de tu bondad y misericordia, porque tú eres un Dios bueno que nos mostró el camino de la salvación a través de tu hijo Jesucristo. Señor, limpia mi corazón. Amén

Escrituras

Día 2

Acerca de este Plan

¡Señor, Limpia Mi Corazón!

El corazón es la fuente de donde emana todo lo que afecta nuestra vida interior; es el centro de la personalidad y es también el lugar donde reside nuestro mayor problema: el pecado, que lo contamina y llena de impurezas...

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Nos gustaría agradecer a Tatiana Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://teentregomicorazon.wordpress.com/

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