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El SECRETO

Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz.

Seamos honestos, el apóstol Pablo estaba perdido y no tenía ni idea de quién era realmente Jesús, el Mesías. En su vieja vida, cuando era Saulo, la religiosidad lo había cegado totalmente y sus acciones lo hicieron tropezar y tocar fondo. Vivía tropezando porque aunque decía ser un fiel servidor de Dios, realmente no conocía a Dios. El asunto de “ese tal Cristo” lo tenía muy perturbado y desconcertado y todo lo que hacía era equivocarse. Vivía ciego, sordo y totalmente ajeno a la verdadera salvación. Era un asunto encubierto y escondido para él, pero ese “secreto” estaba a punto de ser revelado.

Pasa exactamente lo mismo con cada uno de nosotros. En ocasiones, aún siendo cristianos, vivimos sin conocer el secreto, el misterio de la cruz y vivimos tropezando o en derrota. Pudiera llegar a sucedernos lo mismo que le pasó a los discípulos de Jesús. Lucas 18:31-34 relata un momento donde Jesús quiso revelar a sus discípulos “EL SECRETO” que anteriormente había intentado contarles, pero ellos seguían sin entender que él iba a morir y a resucitar para salvarlos. Su entendimiento estaba bloqueado, no comprendían nada. Es increíble porque llevaban mucho tiempo compartiendo con Jesús pero no captaban el mensaje.

¿Te ha sucedido algo así? ¿Cuántas veces no has captado el mensaje?

Una cosa es escuchar el mensaje de la cruz y de lo que la sangre de Jesús hizo, pero algo muy diferente es VIVIRLO. Entendemos más cuando lo vivimos. Pablo tuvo su propia experiencia y las escamas cayeron de sus ojos y entonces pudo ver. Si llevas mucho tiempo viviendo en derrota, sintiéndote fracasado y en ocasiones sin enfoque ni propósito, entonces créeme, conocer el secreto de lo que Su sangre hizo por ti, lo cambiará todo.

Ora a Dios para que caigan las escamas de tus ojos y se corra el velo de tu corazón para que el misterio de la cruz y el secreto del poder de la sangre sea revelado a tu vida.