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LA SALVACIÓN, EL REGALO MAS GRANDE

Pablo nos invita a que llevemos o nos ocupemos de llevar nuestra salvación con temor y temblor. Es simple, tan solo el hecho de imaginar y pensar el sacrificio tan grande que costó la salvación, nos hace recordar lo que dice Filipenses 2:6: Jesús siendo por naturaleza Dios, no consideró ser igual a Dios como algo a que aferrarse, sino que se entregó y se humilló para salvarnos.

Hay mucho peso en lo que es la salvación, porque constantemente tenemos lucha con nuestra carne, la cual no le importa salvarse porque del polvo es y al polvo volverá. Mientras que nuestro espíritu, nuestra alma luego de la muerte irá a un sólo destino, el cual nosotros en vida elegimos.

La salvación la obtenemos por medio del sacrificio de Jesús en la Cruz del calvario, cuando Él por amor decidió hacerse pecado por nosotros, para que uno tenga una salvación segura junto con el Padre Jehová.

Ahora bien, cuando uno obtiene la salvación, cada día debemos de trabajar enfocados para mantenerla, es decir, la salvación es dada por gracia, porque por gracia la recibimos de parte de Dios, porque todo lo bueno, todo lo que es puro viene del Padre, porque de nosotros nada procede e incluso la salvación no es obtenida por obra.

Luego de que obtenemos la salvación nos enfocamos, vivimos una vida con temor y temblor hacia lo que es santo, hacia lo que es puro, pero tenemos que saber el propósito. Para que el día que nos toque partir de esta tierra e irnos con el Padre o cuando Jesús venga por su pueblo, podamos sentir esa satisfacción de que guardamos y cuidamos nuestra salvación como el mayor tesoro especial.