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Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bkECC">
 <div class="chapter ch10" data-usfm="ECC.10">
 <div class="label">10</div><div class="s">Excelencia de la sabidur&#237;a</div><div class="p"> 1Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista; as&#237; una peque&#241;a locura, al que es estimado como sabio y honorable. 2El coraz&#243;n del sabio est&#225; a su mano derecha, mas el coraz&#243;n del necio a su mano izquierda. 3Y aun mientras va el necio por el camino, le falta cordura, y va diciendo a todos que es necio. 4Si el esp&#237;ritu del pr&#237;ncipe se exaltare contra ti, no dejes tu lugar; porque la mansedumbre har&#225; cesar grandes ofensas.</div><div class="p"> 5Hay un mal que he visto debajo del sol, a manera de error emanado del pr&#237;ncipe: 6la necedad est&#225; colocada en grandes alturas, y los ricos est&#225;n sentados en lugar bajo. 7Vi siervos a caballo, y pr&#237;ncipes que andaban como siervos sobre la tierra. 8El que hiciere hoyo caer&#225; en &#233;l; y al que aportillare vallado, le morder&#225; la serpiente. 9Quien corta piedras, se hiere con ellas; el que parte le&#241;a, en ello peligra. 10Si se embotare el hierro, y su filo no fuere amolado, hay que a&#241;adir entonces m&#225;s fuerza; pero la sabidur&#237;a es provechosa para dirigir. 11Si muerde la serpiente antes de ser encantada, de nada sirve el encantador.</div><div class="p"> 12Las palabras de la boca del sabio son llenas de gracia, mas los labios del necio causan su propia ruina. 13El principio de las palabras de su boca es necedad; y el fin de su charla, nocivo desvar&#237;o. 14El necio multiplica palabras, aunque no sabe nadie lo que ha de ser; &#191;y qui&#233;n le har&#225; saber lo que despu&#233;s de &#233;l ser&#225;? 15El trabajo de los necios los fatiga; porque no saben por d&#243;nde ir a la ciudad.</div><div class="p"> 16&#161;Ay de ti, tierra, cuando tu rey es muchacho, y tus pr&#237;ncipes banquetean de ma&#241;ana! 17&#161;Bienaventurada t&#250;, tierra, cuando tu rey es hijo de nobles, y tus pr&#237;ncipes comen a su hora, para reponer sus fuerzas y no para beber! 18Por la pereza se cae la techumbre, y por la flojedad de las manos se llueve la casa. 19Por el placer se hace el banquete, y el vino alegra a los vivos; y el dinero sirve para todo. 20Ni aun en tu pensamiento digas mal del rey, ni en lo secreto de tu c&#225;mara digas mal del rico; porque las aves del cielo llevar&#225;n la voz, y las que tienen alas har&#225;n saber la palabra.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="chapter ch11" data-usfm="ECC.11">
 <div class="label">11</div><div class="p"> 1Echa tu pan sobre las aguas; porque despu&#233;s de muchos d&#237;as lo hallar&#225;s. 2Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendr&#225; sobre la tierra. 3Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramar&#225;n; y si el &#225;rbol cayere al sur, o al norte, en el lugar que el &#225;rbol cayere, all&#237; quedar&#225;. 4El que al viento observa, no sembrar&#225;; y el que mira a las nubes, no segar&#225;.</div><div class="p"> 5Como t&#250; no sabes cu&#225;l es el camino del viento, o c&#243;mo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, as&#237; ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.</div><div class="p"> 6Por la ma&#241;ana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cu&#225;l es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno.</div><div class="p"> 7Suave ciertamente es la luz, y agradable a los ojos ver el sol; 8pero aunque un hombre viva muchos a&#241;os, y en todos ellos tenga gozo, acu&#233;rdese sin embargo que los d&#237;as de las tinieblas ser&#225;n muchos. Todo cuanto viene es vanidad.</div><div class="s">Consejos para la juventud</div><div class="p"> 9Al&#233;grate, joven, en tu juventud, y tome placer tu coraz&#243;n en los d&#237;as de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu coraz&#243;n y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgar&#225; Dios.</div><div class="p"> 10Quita, pues, de tu coraz&#243;n el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.</div>
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 <div class="chapter ch12" data-usfm="ECC.12">
 <div class="label">12</div><div class="p"> 1Acu&#233;rdate de tu Creador en los d&#237;as de tu juventud, antes que vengan los d&#237;as malos, y lleguen los a&#241;os de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; 2antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia; 3cuando temblar&#225;n los guardas de la casa, y se encorvar&#225;n los hombres fuertes, y cesar&#225;n las muelas porque han disminuido, y se oscurecer&#225;n los que miran por las ventanas; 4y las puertas de afuera se cerrar&#225;n, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantar&#225; a la voz del ave, y todas las hijas del canto ser&#225;n abatidas; 5cuando tambi&#233;n temer&#225;n de lo que es alto, y habr&#225; terrores en el camino; y florecer&#225; el almendro, y la langosta ser&#225; una carga, y se perder&#225; el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y los endechadores andar&#225;n alrededor por las calles; 6antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el c&#225;ntaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo; 7y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el esp&#237;ritu vuelva a Dios que lo dio. 8Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad.</div><div class="s">Resumen del deber del hombre</div><div class="p"> 9Y cuanto m&#225;s sabio fue el Predicador, tanto m&#225;s ense&#241;&#243; sabidur&#237;a al pueblo; e hizo escuchar, e hizo escudri&#241;ar, y compuso muchos proverbios. 10Procur&#243; el Predicador hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad.</div><div class="p"> 11Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor. 12Ahora, hijo m&#237;o, a m&#225;s de esto, s&#233; amonestado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne.</div><div class="p"> 13El fin de todo el discurso o&#237;do es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. 14Porque Dios traer&#225; toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.</div>
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Jesús en Eclesiastés y en CantaresMuestra

Escrituras

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