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El Dios Sin PrisaMuestra

El Dios Sin Prisa

DÍA 4 DE 7




Escogiendo la mejor parte

Me sorprendo constantemente encontrando en el texto bíblico términos que no se mencionan explícitamente pero que, sin embargo, quedan descritos a la perfección y que pertenecen al lenguaje actual que manejamos constantemente. Suelo decir frecuentemente que la Biblia no menciona cuestiones como “pornografía”, “tecnología” o “ecología”, pero encontramos entre sus pasajes principios que aplican perfectamente a esos temas candentes para nosotros en el día de hoy. Precisamente a ese respecto es que quiero conectar hoy el famoso pasaje que nos ocupa con una de las palabras malditas de nuestro tiempo, y uno de los cánceres que más nos ataca en este siglo: el estrés.

Marta recibe al Señor Jesús en su casa. Su disposición a dar al Maestro lo mejor es indiscutible, pero no toma la mejor decisión, y escoge la parte peor, que es la de preocuparse y afanarse por los muchos quehaceres de la casa. Mientras, su hermana María, de manera natural, prefiere colocarse a los pies de Jesús y escuchar lo que Él tenía que contarles, pero no por una cuestión de holgazanería, como parecería a simple vista –algo que, de haber sido así, no creo que Jesús hubiera ensalzado precisamente–, sino porque su sensibilidad le lleva de lo creado al Creador, de las cosas a la Persona, de lo temporal a lo eterno... y acierta de lleno.

Todo alrededor hoy en día se nos presenta como urgente, y solemos confundirlo con lo importante o vital. Cuando dejamos que el desbordamiento nos aparte de donde Jesús está, hablando a Su ritmo y plácidamente sobre lo que necesitamos saber y entender, entonces todo aquello se convierte en una forma de esclavitud y, por tanto, en una idolatría como otra cualquiera, en la que el Señor es desatendido a favor de toda otra cosa, incluso estando Él en nuestra propia casa.

Los asuntos y negocios de este siglo, como se denominan en otros pasajes del evangelio (Marcos 4:18-19 / Lucas 8:14), que no tienen por qué coincidir con riquezas, pero que siempre se constituyen como afanes, nos apartan del lugar donde debemos estar y de aquello con lo que el Señor quiere nutrir nuestra tierra.

Recuerda que, en este tiempo de prisas y urgencias, el enemigo de nuestras almas y padre de toda mentira se disfraza justo de eso, y su interés principal está en apartarnos de la mejor parte, la que tiene lugar a los pies del Maestro.

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Acerca de este Plan

El Dios Sin Prisa

Los tiempos de Dios no son nuestros tiempos y eso, en un mundo de velocidad y estrés, no es fácil de entender ni de aceptar. En este plan consideraremos cómo, normalmente, "la mejor parte" está alejada de la urgencia. De...

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Nos gustaría agradecer a Lidia Martín por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.lidiamartin.com/

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