40 Días De RestauraciónMuestra

Semana 5: Restaura tu relación con la iglesia

SOPORTAR A MI HERMANO

Muchas personas frente a personas que les cuesta tolerar o soportar deciden tomar distancia, otros se dedican a hablar mal de ellas. La realidad es que todos hemos pasado por situaciones en donde nos tocó lidiar con personas complicadas, difíciles… en donde se nos hacía cuesta arriba relacionarnos bien con ellas (seguramente a otros les costó tratar con nosotros). Vivimos en una sociedad cada vez más intolerante, en donde la paciencia y el soportar al otro no es parte de los valores a practicar, solo basta salir a la calle y observar un poco el tránsito y ver la conducta de los automovilistas o ir a un supermercado y prestar atención a las colas frente a las cajas.

Pero, al leer la Biblia hay algo que siempre me llamó la atención. Más allá de lo que pase en la sociedad o nuestra postura natural ante las personas Dios nos insta a “soportar”. Aquí lo más importante a recalcar es que debemos aprender a soportar a aquellos que son parte de la iglesia de Jesucristo. Esto primero nos muestra la realidad de que no siempre en la iglesia vamos a tener la misma afinidad con todos, pero sí que debemos aprender a tenerle paciencia a todos como los demás nos la tienen a nosotros.

Para poder desarrollar esta actitud es muy importante que seamos humildes, no creyendo que somos mejores o peores que los demás sino distintos, pero teniendo algo muy valioso en común: la persona de Jesucristo.

También que podamos tener una actitud amable aún para con aquellos que no nos prestan el mismo trato. Y por sobre todas las cosas que sigamos el ejemplo del Señor.

Y lo mas importante a considerar… tenemos que amar al otro. La Biblia nos habla de que no debemos deberle a nadie nada: “No tengan deudas pendientes con nadie, a no ser la de amarse unos a otros. De hecho, quien ama al prójimo ha cumplido la ley” (Romanos 13:8).Pero también nos expresa que en lo que respecta al amor estaremos en una continua deuda porque siempre podemos dar más, nunca podemos decir que hemos amado lo suficiente como para saldar esa deuda.

Te animo a que nos esforcemos en brindar más amor a las personas que nos rodean, no solo de palabra, sino a través de nuestros hechos, poniendo todo nuestro empeño.

Para reflexionar: ¿Soy capaz de soportar las equivocaciones e imperfecciones de los demás como Dios lo hace con las mías?