Encontrando a PapáMuestra

Mi tío era dueño de una compañía de construcción llamada Cunningham Construction, y yo necesitaba un trabajo. Durante un verano universitario, yo llamé a mi papá para preguntarle si él pensaba que el tío Tom tenía un trabajo para mí, mi papá me dijo que llamara a su oficina y que le dijera a mi tío que yo estaba listo para trabajar. Llamé y pregunté por Tom, me dijeron que estaba ocupado. Llamé a mi papá y le conté lo que me dijeron. Nunca voy a olvidar lo que me dio, en una forma en la cual sólo él podía, “agarra el teléfono y llámalos de vuelta. ¡Diles quién eres! Hijo, tu apellido está en la entrada del edificio, sos un Cunningham,” así que llamé de vuelta y dije: — “Mi nombre es Luke Cunningham y puedo hablar con mi tío Tom?” Adivinen quién estaba del otro lado del teléfono 10 segundos después?

Mi identidad me dió acceso. Cuando descubrimos quienes somos, obtenemos acceso a lo que verdaderamente podemos hacer. Tratar de “hacer algo” antes de “ser algo” es una forma fácil de caer en la trampa de vivir por obras. Pero, cuando estamos seguros de nuestra identidad, podemos “hacer algo” sin ser definido por ese algo. Tengo un amigo que plantó un árbol y le quitó los soportes antes de tiempo. A la mañana siguiente, encontró el árbol acostado en el piso de su patio. Nuestra identidad es la raíz que nos permite mantenernos firmes sin caer, sin las raíces, caemos apenas llega el viento.

Los hijos encuentran una parte de su identidad en sus padres. Cuando nuestro padre no está en la ecuación, parte de nuestra identidad tampoco lo está. Nos encontramos en un viaje de autoexploración común que abre la puerta a relaciones equivocadas, a pornografía, al pecado, a la rebelión y a problemas.

Pero no tiene que ser así. Cristo ha redimido el rol de padre y reconciliado nuestra identidad en Él. Pablo fuertemente declara esto en Gálatas 4:6, “Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: ¡Abba! ¡Padre!”. El versículo que sigue es nuestra declaración de identidad: “Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y, como eres hijo, Dios te ha hecho también heredero.”

El pecado no tiene dominio, el vivir por obras no te puede definir. Abba Padre te ha hecho Su hijo. Descansa en la identidad de hijo hoy. No dejes que el mundo te defina; ¡tu Padre en el cielo ha definido tu identidad!