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No culpes a la playaMuestra

No culpes a la playa

DÍA 4 DE 5

"Tu cuerpo es pa' darle cosa buena"

En las vacaciones viene una comparación inevitable: nuestro cuerpo contra el cuerpo de los demás. El estar en ropas más sueltas o traje de baño, sale a la luz todo lo “sembrado” durante el año. Lamentablemente, siempre hay alguien en un estado físico mucho mejor que el nuestro… ¡aún teniendo nuestra misma edad! Es allí cuando decidimos que para el año que viene haremos esfuerzos en el gimnasio, en nuestra alimentación, en nuestros hábitos…

Nuestra sociedad tiene una fijación con la apariencia física, como si fuera lo más importante. Jesús nos advierte que nuestra motivación no tiene que ser “llamar la atención” y “que la gente nos vea” (Mateo 6:1-5). No debemos vivir de imagen, de apariencias. Así que trabajar nuestro cuerpo para ser “homenajeado” no parece ser una motivación sana para el cristiano.

Pero sin duda debemos cuidar nuestro cuerpo, al cual debemos querer, cuidar y alimentar correctamente. Nuestro cuerpo es un regalo de nuestro Dios y a su vez nosotros lo hemos entregado al Señor en el momento de incorporarnos a Su pueblo: “¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios” (1 Coríntios 6:19-20).

Nuestro cuerpo es tan valioso que debemos procurar tenerlo en perfecto funcionamiento. Esto implica alimentarnos correctamente para mantener la salud, incorporando los nutrientes correctos y reduciendo los que sean más nocivos. El descanso es otra parte importante del cuidado: cantidad de horas de sueño, momentos de descanso durante el día, un día para “desenchufarnos” y renovar nuestra mente. Hay que sumar el ejercicio físico, la visita periódica al médico, la toma de vitaminas y medicamentos recetados, la higiene periódica. Todo da gloria a Dios, porque nuestro cuerpo es de Dios también.

Es verdad que nuestro cuidado corporal no siempre es suficiente y a veces el cansancio o la enfermedad hace su aparición. Isaías 40 nos habla de la acción del Señor en esos momentos donde el cuerpo no responde: “Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil… los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán.”.

Hagamos nuestra parte de cuidados, ¡y el Señor sumará su fortalecimiento sobrenatural sobre nuestro cuerpo!

Día 3Día 5

Acerca de este Plan

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Nos gustaría agradecer a Ríos de Vida Quilmes por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.riosdevida.com/

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