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Biblia Reina Valera 1960

<div class="version vid149 iso6393spa" data-vid="149" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkEXO">
 <div class="chapter ch8" data-usfm="EXO.8">
 <div class="label">8</div><div class="s">La plaga de ranas</div><div class="p"> 1Entonces Jehov&#225; dijo a Mois&#233;s: Entra a la presencia de Fara&#243;n y dile: Jehov&#225; ha dicho as&#237;: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva. 2Y si no lo quisieres dejar ir, he aqu&#237; yo castigar&#233; con ranas todos tus territorios. 3Y el r&#237;o criar&#225; ranas, las cuales subir&#225;n y entrar&#225;n en tu casa, en la c&#225;mara donde duermes, y sobre tu cama, y en las casas de tus siervos, en tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas. 4Y las ranas subir&#225;n sobre ti, sobre tu pueblo, y sobre todos tus siervos. 5Y Jehov&#225; dijo a Mois&#233;s: Di a Aar&#243;n: Extiende tu mano con tu vara sobre los r&#237;os, arroyos y estanques, para que haga subir ranas sobre la tierra de Egipto. 6Entonces Aar&#243;n extendi&#243; su mano sobre las aguas de Egipto, y subieron ranas que cubrieron la tierra de Egipto. 7Y los hechiceros hicieron lo mismo con sus encantamientos, e hicieron venir ranas sobre la tierra de Egipto.</div><div class="p"> 8Entonces Fara&#243;n llam&#243; a Mois&#233;s y a Aar&#243;n, y les dijo: Orad a Jehov&#225; para que quite las ranas de m&#237; y de mi pueblo, y dejar&#233; ir a tu pueblo para que ofrezca sacrificios a Jehov&#225;. 9Y dijo Mois&#233;s a Fara&#243;n: D&#237;gnate indicarme cu&#225;ndo debo orar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que las ranas sean quitadas de ti y de tus casas, y que solamente queden en el r&#237;o. 10Y &#233;l dijo: Ma&#241;ana. Y Mois&#233;s respondi&#243;: Se har&#225; conforme a tu palabra, para que conozcas que no hay como Jehov&#225; nuestro Dios. 11Y las ranas se ir&#225;n de ti, y de tus casas, de tus siervos y de tu pueblo, y solamente quedar&#225;n en el r&#237;o. 12Entonces salieron Mois&#233;s y Aar&#243;n de la presencia de Fara&#243;n. Y clam&#243; Mois&#233;s a Jehov&#225; tocante a las ranas que hab&#237;a mandado a Fara&#243;n. 13E hizo Jehov&#225; conforme a la palabra de Mois&#233;s, y murieron las ranas de las casas, de los cortijos y de los campos. 14Y las juntaron en montones, y apestaba la tierra. 15Pero viendo Fara&#243;n que le hab&#237;an dado reposo, endureci&#243; su coraz&#243;n y no los escuch&#243;, como Jehov&#225; lo hab&#237;a dicho.</div><div class="s">La plaga de piojos</div><div class="p"> 16Entonces Jehov&#225; dijo a Mois&#233;s: Di a Aar&#243;n: Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra, para que se vuelva piojos por todo el pa&#237;s de Egipto. 17Y ellos lo hicieron as&#237;; y Aar&#243;n extendi&#243; su mano con su vara, y golpe&#243; el polvo de la tierra, el cual se volvi&#243; piojos, as&#237; en los hombres como en las bestias; todo el polvo de la tierra se volvi&#243; piojos en todo el pa&#237;s de Egipto. 18Y los hechiceros hicieron as&#237; tambi&#233;n, para sacar piojos con sus encantamientos; pero no pudieron. Y hubo piojos tanto en los hombres como en las bestias. 19Entonces los hechiceros dijeron a Fara&#243;n: Dedo de Dios es este. Mas el coraz&#243;n de Fara&#243;n se endureci&#243;, y no los escuch&#243;, como Jehov&#225; lo hab&#237;a dicho.</div><div class="s">La plaga de moscas</div><div class="p"> 20Jehov&#225; dijo a Mois&#233;s: Lev&#225;ntate de ma&#241;ana y ponte delante de Fara&#243;n, he aqu&#237; &#233;l sale al r&#237;o; y dile: Jehov&#225; ha dicho as&#237;: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva. 21Porque si no dejas ir a mi pueblo, he aqu&#237; yo enviar&#233; sobre ti, sobre tus siervos, sobre tu pueblo y sobre tus casas toda clase de moscas; y las casas de los egipcios se llenar&#225;n de toda clase de moscas, y asimismo la tierra donde ellos est&#233;n. 22Y aquel d&#237;a yo apartar&#233; la tierra de Gos&#233;n, en la cual habita mi pueblo, para que ninguna clase de moscas haya en ella, a fin de que sepas que yo soy Jehov&#225; en medio de la tierra. 23Y yo pondr&#233; redenci&#243;n entre mi pueblo y el tuyo. Ma&#241;ana ser&#225; esta se&#241;al. 24Y Jehov&#225; lo hizo as&#237;, y vino toda clase de moscas molest&#237;simas sobre la casa de Fara&#243;n, sobre las casas de sus siervos, y sobre todo el pa&#237;s de Egipto; y la tierra fue corrompida a causa de ellas.</div><div class="p"> 25Entonces Fara&#243;n llam&#243; a Mois&#233;s y a Aar&#243;n, y les dijo: Andad, ofreced sacrificio a vuestro Dios en la tierra. 26Y Mois&#233;s respondi&#243;: No conviene que hagamos as&#237;, porque ofrecer&#237;amos a Jehov&#225; nuestro Dios la abominaci&#243;n de los egipcios. He aqu&#237;, si sacrific&#225;ramos la abominaci&#243;n de los egipcios delante de ellos, &#191;no nos apedrear&#237;an? 27Camino de tres d&#237;as iremos por el desierto, y ofreceremos sacrificios a Jehov&#225; nuestro Dios, como &#233;l nos dir&#225;. 28Dijo Fara&#243;n: Yo os dejar&#233; ir para que ofrezc&#225;is sacrificios a Jehov&#225; vuestro Dios en el desierto, con tal que no vay&#225;is m&#225;s lejos; orad por m&#237;. 29Y respondi&#243; Mois&#233;s: He aqu&#237;, al salir yo de tu presencia, rogar&#233; a Jehov&#225; que las diversas clases de moscas se vayan de Fara&#243;n, y de sus siervos, y de su pueblo ma&#241;ana; con tal que Fara&#243;n no falte m&#225;s, no dejando ir al pueblo a dar sacrificio a Jehov&#225;. 30Entonces Mois&#233;s sali&#243; de la presencia de Fara&#243;n, y or&#243; a Jehov&#225;. 31Y Jehov&#225; hizo conforme a la palabra de Mois&#233;s, y quit&#243; todas aquellas moscas de Fara&#243;n, de sus siervos y de su pueblo, sin que quedara una. 32Mas Fara&#243;n endureci&#243; aun esta vez su coraz&#243;n, y no dej&#243; ir al pueblo.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

<div class="version vid149 iso6393spa" data-vid="149" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkEXO">
 <div class="chapter ch9" data-usfm="EXO.9">
 <div class="label">9</div><div class="s">La plaga en el ganado</div><div class="p"> 1Entonces Jehov&#225; dijo a Mois&#233;s: Entra a la presencia de Fara&#243;n, y dile: Jehov&#225;, el Dios de los hebreos, dice as&#237;: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva. 2Porque si no lo quieres dejar ir, y lo detienes a&#250;n, 3he aqu&#237; la mano de Jehov&#225; estar&#225; sobre tus ganados que est&#225;n en el campo, caballos, asnos, camellos, vacas y ovejas, con plaga grav&#237;sima. 4Y Jehov&#225; har&#225; separaci&#243;n entre los ganados de Israel y los de Egipto, de modo que nada muera de todo lo de los hijos de Israel. 5Y Jehov&#225; fij&#243; plazo, diciendo: Ma&#241;ana har&#225; Jehov&#225; esta cosa en la tierra. 6Al d&#237;a siguiente Jehov&#225; hizo aquello, y muri&#243; todo el ganado de Egipto; mas del ganado de los hijos de Israel no muri&#243; uno. 7Entonces Fara&#243;n envi&#243;, y he aqu&#237; que del ganado de los hijos de Israel no hab&#237;a muerto uno. Mas el coraz&#243;n de Fara&#243;n se endureci&#243;, y no dej&#243; ir al pueblo.</div><div class="s">La plaga de &#250;lceras</div><div class="p"> 8Y Jehov&#225; dijo a Mois&#233;s y a Aar&#243;n: Tomad pu&#241;ados de ceniza de un horno, y la esparcir&#225; Mois&#233;s hacia el cielo delante de Fara&#243;n; 9y vendr&#225; a ser polvo sobre toda la tierra de Egipto, y producir&#225; sarpullido con &#250;lceras en los hombres y en las bestias, por todo el pa&#237;s de Egipto. 10Y tomaron ceniza del horno, y se pusieron delante de Fara&#243;n, y la esparci&#243; Mois&#233;s hacia el cielo; y hubo sarpullido que produjo &#250;lceras#Ap. 16.2. tanto en los hombres como en las bestias. 11Y los hechiceros no pod&#237;an estar delante de Mois&#233;s a causa del sarpullido, porque hubo sarpullido en los hechiceros y en todos los egipcios. 12Pero Jehov&#225; endureci&#243; el coraz&#243;n de Fara&#243;n, y no los oy&#243;, como Jehov&#225; lo hab&#237;a dicho a Mois&#233;s.</div><div class="s">La plaga de granizo</div><div class="p"> 13Entonces Jehov&#225; dijo a Mois&#233;s: Lev&#225;ntate de ma&#241;ana, y ponte delante de Fara&#243;n, y dile: Jehov&#225;, el Dios de los hebreos, dice as&#237;: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva. 14Porque yo enviar&#233; esta vez todas mis plagas a tu coraz&#243;n, sobre tus siervos y sobre tu pueblo, para que entiendas que no hay otro como yo en toda la tierra. 15Porque ahora yo extender&#233; mi mano para herirte a ti y a tu pueblo de plaga, y ser&#225;s quitado de la tierra. 16Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra.#Ro. 9.17. 17&#191;Todav&#237;a te ensoberbeces contra mi pueblo, para no dejarlos ir? 18He aqu&#237; que ma&#241;ana a estas horas yo har&#233; llover granizo muy pesado, cual nunca hubo en Egipto, desde el d&#237;a que se fund&#243; hasta ahora. 19Env&#237;a, pues, a recoger tu ganado, y todo lo que tienes en el campo; porque todo hombre o animal que se halle en el campo, y no sea recogido a casa, el granizo caer&#225; sobre &#233;l, y morir&#225;. 20De los siervos de Fara&#243;n, el que tuvo temor de la palabra de Jehov&#225; hizo huir sus criados y su ganado a casa; 21mas el que no puso en su coraz&#243;n la palabra de Jehov&#225;, dej&#243; sus criados y sus ganados en el campo.</div><div class="p"> 22Y Jehov&#225; dijo a Mois&#233;s: Extiende tu mano hacia el cielo, para que venga granizo en toda la tierra de Egipto sobre los hombres, y sobre las bestias, y sobre toda la hierba del campo en el pa&#237;s de Egipto. 23Y Mois&#233;s extendi&#243; su vara hacia el cielo, y Jehov&#225; hizo tronar y granizar, y el fuego se descarg&#243; sobre la tierra; y Jehov&#225; hizo llover granizo sobre la tierra de Egipto. 24Hubo, pues, granizo, y fuego#Ap. 8.7; 16.21. mezclado con el granizo, tan grande, cual nunca hubo en toda la tierra de Egipto desde que fue habitada. 25Y aquel granizo hiri&#243; en toda la tierra de Egipto todo lo que estaba en el campo, as&#237; hombres como bestias; asimismo destroz&#243; el granizo toda la hierba del campo, y desgaj&#243; todos los &#225;rboles del pa&#237;s. 26Solamente en la tierra de Gos&#233;n, donde estaban los hijos de Israel, no hubo granizo.</div><div class="p"> 27Entonces Fara&#243;n envi&#243; a llamar a Mois&#233;s y a Aar&#243;n, y les dijo: He pecado esta vez; Jehov&#225; es justo, y yo y mi pueblo imp&#237;os. 28Orad a Jehov&#225; para que cesen los truenos de Dios y el granizo, y yo os dejar&#233; ir, y no os detendr&#233;is m&#225;s. 29Y le respondi&#243; Mois&#233;s: Tan pronto salga yo de la ciudad, extender&#233; mis manos a Jehov&#225;, y los truenos cesar&#225;n, y no habr&#225; m&#225;s granizo; para que sepas que de Jehov&#225; es la tierra. 30Pero yo s&#233; que ni t&#250; ni tus siervos temer&#233;is todav&#237;a la presencia de Jehov&#225; Dios. 31El lino, pues, y la cebada fueron destrozados, porque la cebada estaba ya espigada, y el lino en ca&#241;a. 32Mas el trigo y el centeno no fueron destrozados, porque eran tard&#237;os. 33Y salido Mois&#233;s de la presencia de Fara&#243;n, fuera de la ciudad, extendi&#243; sus manos a Jehov&#225;, y cesaron los truenos y el granizo, y la lluvia no cay&#243; m&#225;s sobre la tierra. 34Y viendo Fara&#243;n que la lluvia hab&#237;a cesado, y el granizo y los truenos, se obstin&#243; en pecar, y endurecieron su coraz&#243;n &#233;l y sus siervos. 35Y el coraz&#243;n de Fara&#243;n se endureci&#243;, y no dej&#243; ir a los hijos de Israel, como Jehov&#225; lo hab&#237;a dicho por medio de Mois&#233;s.</div>
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 <div class="book bkACT">
 <div class="chapter ch28" data-usfm="ACT.28">
 <div class="label">28</div><div class="s">Pablo en la isla de Malta</div><div class="p"> 1Estando ya a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. 2Y los naturales nos trataron con no poca humanidad; porque encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que ca&#237;a, y del fr&#237;o. 3Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las ech&#243; al fuego; y una v&#237;bora, huyendo del calor, se le prendi&#243; en la mano. 4Cuando los naturales vieron la v&#237;bora colgando de su mano, se dec&#237;an unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir. 5Pero &#233;l, sacudiendo la v&#237;bora en el fuego, ning&#250;n da&#241;o padeci&#243;. 6Ellos estaban esperando que &#233;l se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ning&#250;n mal le ven&#237;a, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios.</div><div class="p"> 7En aquellos lugares hab&#237;a propiedades del hombre principal de la isla, llamado Publio, quien nos recibi&#243; y hosped&#243; sol&#237;citamente tres d&#237;as. 8Y aconteci&#243; que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disenter&#237;a; y entr&#243; Pablo a verle, y despu&#233;s de haber orado, le impuso las manos, y le san&#243;. 9Hecho esto, tambi&#233;n los otros que en la isla ten&#237;an enfermedades, ven&#237;an, y eran sanados; 10los cuales tambi&#233;n nos honraron con muchas atenciones; y cuando zarpamos, nos cargaron de las cosas necesarias.</div><div class="s">Pablo llega a Roma</div><div class="p"> 11Pasados tres meses, nos hicimos a la vela en una nave alejandrina que hab&#237;a invernado en la isla, la cual ten&#237;a por ense&#241;a a C&#225;stor y P&#243;lux. 12Y llegados a Siracusa, estuvimos all&#237; tres d&#237;as. 13De all&#237;, costeando alrededor, llegamos a Regio; y otro d&#237;a despu&#233;s, soplando el viento sur, llegamos al segundo d&#237;a a Puteoli, 14donde habiendo hallado hermanos, nos rogaron que nos qued&#225;semos con ellos siete d&#237;as; y luego fuimos a Roma, 15de donde, oyendo de nosotros los hermanos, salieron a recibirnos hasta el Foro de Apio y las Tres Tabernas; y al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobr&#243; aliento. 16Cuando llegamos a Roma, el centuri&#243;n entreg&#243; los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permiti&#243; vivir aparte, con un soldado que le custodiase.</div><div class="s">Pablo predica en Roma</div><div class="p"> 17Aconteci&#243; que tres d&#237;as despu&#233;s, Pablo convoc&#243; a los principales de los jud&#237;os, a los cuales, luego que estuvieron reunidos, les dijo: Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo, ni contra las costumbres de nuestros padres, he sido entregado preso desde Jerusal&#233;n en manos de los romanos; 18los cuales, habi&#233;ndome examinado, me quer&#237;an soltar, por no haber en m&#237; ninguna causa de muerte. 19Pero oponi&#233;ndose los jud&#237;os, me vi obligado a apelar a C&#233;sar;#Hch. 25.11. no porque tenga de qu&#233; acusar a mi naci&#243;n. 20As&#237; que por esta causa os he llamado para veros y hablaros; porque por la esperanza de Israel estoy sujeto con esta cadena. 21Entonces ellos le dijeron: Nosotros ni hemos recibido de Judea cartas acerca de ti, ni ha venido alguno de los hermanos que haya denunciado o hablado alg&#250;n mal de ti. 22Pero querr&#237;amos o&#237;r de ti lo que piensas; porque de esta secta nos es notorio que en todas partes se habla contra ella.</div><div class="p"> 23Y habi&#233;ndole se&#241;alado un d&#237;a, vinieron a &#233;l muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la ma&#241;ana hasta la tarde, persuadi&#233;ndoles acerca de Jes&#250;s, tanto por la ley de Mois&#233;s como por los profetas. 24Y algunos asent&#237;an a lo que se dec&#237;a, pero otros no cre&#237;an. 25Y como no estuviesen de acuerdo entre s&#237;, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habl&#243; el Esp&#237;ritu Santo por medio del profeta Isa&#237;as a nuestros padres, diciendo:</div><div class="q"> 26Ve a este pueblo, y diles:</div><div class="q">De o&#237;do oir&#233;is, y no entender&#233;is;</div><div class="q">Y viendo ver&#233;is, y no percibir&#233;is;</div><div class="q"> 27Porque el coraz&#243;n de este pueblo se ha engrosado,</div><div class="q">Y con los o&#237;dos oyeron pesadamente,</div><div class="q">Y sus ojos han cerrado,</div><div class="q">Para que no vean con los ojos,</div><div class="q">Y oigan con los o&#237;dos,</div><div class="q">Y entiendan de coraz&#243;n,</div><div class="q">Y se conviertan,</div><div class="q">Y yo los sane.#Is. 6.9-10.</div><div class="m"> 28Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvaci&#243;n de Dios; y ellos oir&#225;n. 29Y cuando hubo dicho esto, los jud&#237;os se fueron, teniendo gran discusi&#243;n entre s&#237;.</div><div class="p"> 30Y Pablo permaneci&#243; dos a&#241;os enteros en una casa alquilada, y recib&#237;a a todos los que a &#233;l ven&#237;an, 31predicando el reino de Dios y ense&#241;ando acerca del Se&#241;or Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.</div>
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<div class="version vid149 iso6393spa" data-vid="149" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkMAT">
 <div class="chapter ch21" data-usfm="MAT.21">
 <div class="label">21</div><div class="s">La entrada triunfal en Jerusal&#233;n</div><div class="r">(Mr. 11.1-11; Lc. 19.28-40; Jn. 12.12-19)</div><div class="p"> 1Cuando se acercaron a Jerusal&#233;n, y vinieron a Betfag&#233;, al monte de los Olivos, Jes&#250;s envi&#243; dos disc&#237;pulos, 2dici&#233;ndoles: Id a la aldea que est&#225; enfrente de vosotros, y luego hallar&#233;is una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y tra&#233;dmelos. 3Y si alguien os dijere algo, decid: El Se&#241;or los necesita; y luego los enviar&#225;. 4Todo esto aconteci&#243; para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:</div><div class="q"> 5Decid a la hija de Sion:</div><div class="q">He aqu&#237;, tu Rey viene a ti,</div><div class="q">Manso, y sentado sobre una asna,</div><div class="q">Sobre un pollino, hijo de animal de carga.#Zac. 9.9.</div><div class="m"> 6Y los disc&#237;pulos fueron, e hicieron como Jes&#250;s les mand&#243;; 7y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y &#233;l se sent&#243; encima. 8Y la multitud, que era muy numerosa, tend&#237;a sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los &#225;rboles, y las tend&#237;an en el camino. 9Y la gente que iba delante y la que iba detr&#225;s aclamaba, diciendo: &#161;Hosanna#Sal. 118.25. al Hijo de David! &#161;Bendito el que viene en el nombre del Se&#241;or!#Sal. 118.26. &#161;Hosanna en las alturas! 10Cuando entr&#243; &#233;l en Jerusal&#233;n, toda la ciudad se conmovi&#243;, diciendo: &#191;Qui&#233;n es este? 11Y la gente dec&#237;a: Este es Jes&#250;s el profeta, de Nazaret de Galilea.</div><div class="s">Purificaci&#243;n del templo</div><div class="r">(Mr. 11.15-19; Lc. 19.45-48; Jn. 2.13-22)</div><div class="p"> 12Y entr&#243; Jes&#250;s en el templo de Dios, y ech&#243; fuera a todos los que vend&#237;an y compraban en el templo, y volc&#243; las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vend&#237;an palomas; 13y les dijo: Escrito est&#225;: Mi casa, casa de oraci&#243;n ser&#225; llamada;#Is. 56.7. mas vosotros la hab&#233;is hecho cueva de ladrones.#Jer. 7.11.</div><div class="p"> 14Y vinieron a &#233;l en el templo ciegos y cojos, y los san&#243;. 15Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hac&#237;a, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: &#161;Hosanna al Hijo de David! se indignaron, 16y le dijeron: &#191;Oyes lo que estos dicen? Y Jes&#250;s les dijo: S&#237;; &#191;nunca le&#237;steis:</div><div class="q">De la boca de los ni&#241;os y de los que maman</div><div class="q">Perfeccionaste la alabanza?#Sal. 8.2.</div><div class="m"> 17Y dej&#225;ndolos, sali&#243; fuera de la ciudad, a Betania, y pos&#243; all&#237;.</div><div class="s">Maldici&#243;n de la higuera est&#233;ril</div><div class="r">(Mr. 11.12-14,20-26)</div><div class="p"> 18Por la ma&#241;ana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre. 19Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no hall&#243; nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jam&#225;s nazca de ti fruto. Y luego se sec&#243; la higuera. 20Viendo esto los disc&#237;pulos, dec&#237;an maravillados: &#191;C&#243;mo es que se sec&#243; en seguida la higuera? 21Respondiendo Jes&#250;s, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no solo har&#233;is esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Qu&#237;tate y &#233;chate en el mar, ser&#225; hecho.#Mt. 17.20; 1 Co. 13.2. 22Y todo lo que pidiereis en oraci&#243;n, creyendo, lo recibir&#233;is.</div><div class="s">La autoridad de Jes&#250;s</div><div class="r">(Mr. 11.27-33; Lc. 20.1-8)</div><div class="p"> 23Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a &#233;l mientras ense&#241;aba, y le dijeron: &#191;Con qu&#233; autoridad haces estas cosas? &#191;y qui&#233;n te dio esta autoridad? 24Respondiendo Jes&#250;s, les dijo: Yo tambi&#233;n os har&#233; una pregunta, y si me la contest&#225;is, tambi&#233;n yo os dir&#233; con qu&#233; autoridad hago estas cosas. 25El bautismo de Juan, &#191;de d&#243;nde era? &#191;Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces discut&#237;an entre s&#237;, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dir&#225;: &#191;Por qu&#233;, pues, no le cre&#237;steis? 26Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta. 27Y respondiendo a Jes&#250;s, dijeron: No sabemos. Y &#233;l tambi&#233;n les dijo: Tampoco yo os digo con qu&#233; autoridad hago estas cosas.</div><div class="s">Par&#225;bola de los dos hijos</div><div class="p"> 28Pero &#191;qu&#233; os parece? Un hombre ten&#237;a dos hijos, y acerc&#225;ndose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi vi&#241;a. 29Respondiendo &#233;l, dijo: No quiero; pero despu&#233;s, arrepentido, fue. 30Y acerc&#225;ndose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo &#233;l, dijo: S&#237;, se&#241;or, voy. Y no fue. 31&#191;Cu&#225;l de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jes&#250;s les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios. 32Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le cre&#237;steis; pero los publicanos y las rameras le creyeron;#Lc. 3.12; 7.29-30. y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis despu&#233;s para creerle.</div><div class="s">Los labradores malvados</div><div class="r">(Mr. 12.1-12; Lc. 20.9-19)</div><div class="p"> 33O&#237;d otra par&#225;bola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plant&#243; una vi&#241;a,#Is. 5.1-2. la cerc&#243; de vallado, cav&#243; en ella un lagar, edific&#243; una torre, y la arrend&#243; a unos labradores, y se fue lejos. 34Y cuando se acerc&#243; el tiempo de los frutos, envi&#243; sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos. 35Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon. 36Envi&#243; de nuevo otros siervos, m&#225;s que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera. 37Finalmente les envi&#243; su hijo, diciendo: Tendr&#225;n respeto a mi hijo. 38Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre s&#237;: Este es el heredero; venid, mat&#233;mosle, y apoder&#233;monos de su heredad. 39Y tom&#225;ndole, le echaron fuera de la vi&#241;a, y le mataron. 40Cuando venga, pues, el se&#241;or de la vi&#241;a, &#191;qu&#233; har&#225; a aquellos labradores? 41Le dijeron: A los malos destruir&#225; sin misericordia, y arrendar&#225; su vi&#241;a a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.</div><div class="p"> 42Jes&#250;s les dijo: &#191;Nunca le&#237;steis en las Escrituras:</div><div class="q">La piedra que desecharon los edificadores,</div><div class="q">Ha venido a ser cabeza del &#225;ngulo.</div><div class="q">El Se&#241;or ha hecho esto,</div><div class="q">Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?#Sal. 118.22-23.</div><div class="m"> 43Por tanto os digo, que el reino de Dios ser&#225; quitado de vosotros, y ser&#225; dado a gente que produzca los frutos de &#233;l. 44Y el que cayere sobre esta piedra ser&#225; quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzar&#225;.</div><div class="p"> 45Y oyendo sus par&#225;bolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos. 46Pero al buscar c&#243;mo echarle mano, tem&#237;an al pueblo, porque este le ten&#237;a por profeta.</div>
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