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Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bkDEU">
 <div class="chapter ch1" data-usfm="DEU.1">
 <div class="label">1</div><div class="s">Mois&#233;s recuerda a Israel las promesas de Jehov&#225; en Horeb</div><div class="p"> 1Estas son las palabras que habl&#243; Mois&#233;s a todo Israel a este lado del Jord&#225;n en el desierto, en el Arab&#225; frente al Mar Rojo, entre Par&#225;n, Tofel, Lab&#225;n, Hazerot y Dizahab. 2Once jornadas hay desde Horeb, camino del monte de Seir, hasta Cades-barnea. 3Y aconteci&#243; que a los cuarenta a&#241;os, en el mes und&#233;cimo, el primero del mes, Mois&#233;s habl&#243; a los hijos de Israel conforme a todas las cosas que Jehov&#225; le hab&#237;a mandado acerca de ellos, 4despu&#233;s que derrot&#243; a Seh&#243;n rey de los amorreos,#Nm. 21.21-30. el cual habitaba en Hesb&#243;n, y a Og rey de Bas&#225;n#Nm. 21.31-35. que habitaba en Astarot en Edrei. 5De este lado del Jord&#225;n, en tierra de Moab, resolvi&#243; Mois&#233;s declarar esta ley, diciendo: 6Jehov&#225; nuestro Dios nos habl&#243; en Horeb, diciendo: Hab&#233;is estado bastante tiempo en este monte. 7Volveos e id al monte del amorreo y a todas sus comarcas, en el Arab&#225;, en el monte, en los valles, en el Neguev, y junto a la costa del mar, a la tierra del cananeo, y al L&#237;bano, hasta el gran r&#237;o, el r&#237;o &#201;ufrates. 8Mirad, yo os he entregado la tierra; entrad y poseed la tierra que Jehov&#225; jur&#243; a vuestros padres Abraham, Isaac y Jacob, que les dar&#237;a a ellos y a su descendencia despu&#233;s de ellos.</div><div class="s">Nombramiento de jueces</div><div class="r">(Ex. 18.13-27)</div><div class="p"> 9En aquel tiempo yo os habl&#233; diciendo: Yo solo no puedo llevaros. 10Jehov&#225; vuestro Dios os ha multiplicado, y he aqu&#237; hoy vosotros sois como las estrellas del cielo en multitud. 11&#161;Jehov&#225; Dios de vuestros padres os haga mil veces m&#225;s de lo que ahora sois, y os bendiga, como os ha prometido! 12&#191;C&#243;mo llevar&#233; yo solo vuestras molestias, vuestras cargas y vuestros pleitos? 13Dadme de entre vosotros, de vuestras tribus, varones sabios y entendidos y expertos, para que yo los ponga por vuestros jefes. 14Y me respondisteis y dijisteis: Bueno es hacer lo que has dicho. 15Y tom&#233; a los principales de vuestras tribus, varones sabios y expertos, y los puse por jefes sobre vosotros, jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez, y gobernadores de vuestras tribus. 16Y entonces mand&#233; a vuestros jueces, diciendo: O&#237;d entre vuestros hermanos, y juzgad justamente entre el hombre y su hermano, y el extranjero. 17No hag&#225;is distinci&#243;n de persona en el juicio; as&#237; al peque&#241;o como al grande oir&#233;is; no tendr&#233;is temor de ninguno, porque el juicio es de Dios; y la causa que os fuere dif&#237;cil, la traer&#233;is a m&#237;, y yo la oir&#233;. 18Os mand&#233;, pues, en aquel tiempo, todo lo que hab&#237;ais de hacer.</div><div class="s">Misi&#243;n de los doce esp&#237;as</div><div class="r">(Nm. 13.1-33)</div><div class="p"> 19Y salidos de Horeb, anduvimos todo aquel grande y terrible desierto que hab&#233;is visto, por el camino del monte del amorreo, como Jehov&#225; nuestro Dios nos lo mand&#243;; y llegamos hasta Cades-barnea. 20Entonces os dije: Hab&#233;is llegado al monte del amorreo, el cual Jehov&#225; nuestro Dios nos da. 21Mira, Jehov&#225; tu Dios te ha entregado la tierra; sube y toma posesi&#243;n de ella, como Jehov&#225; el Dios de tus padres te ha dicho; no temas ni desmayes. 22Y vinisteis a m&#237; todos vosotros, y dijisteis: Enviemos varones delante de nosotros que nos reconozcan la tierra, y a su regreso nos traigan raz&#243;n del camino por donde hemos de subir, y de las ciudades adonde hemos de llegar. 23Y el dicho me pareci&#243; bien; y tom&#233; doce varones de entre vosotros, un var&#243;n por cada tribu. 24Y se encaminaron, y subieron al monte, y llegaron hasta el valle de Escol, y reconocieron la tierra. 25Y tomaron en sus manos del fruto del pa&#237;s, y nos lo trajeron, y nos dieron cuenta, y dijeron: Es buena la tierra que Jehov&#225; nuestro Dios nos da. 26Sin embargo, no quisisteis subir, antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehov&#225; vuestro Dios;#Dt. 9.23; He. 3.16. 27y murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: Porque Jehov&#225; nos aborrece, nos ha sacado de tierra de Egipto, para entregarnos en manos del amorreo para destruirnos. 28&#191;A d&#243;nde subiremos? Nuestros hermanos han atemorizado nuestro coraz&#243;n, diciendo: Este pueblo es mayor y m&#225;s alto que nosotros, las ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; y tambi&#233;n vimos all&#237; a los hijos de Anac. 29Entonces os dije: No tem&#225;is, ni teng&#225;is miedo de ellos. 30Jehov&#225; vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, &#233;l pelear&#225; por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros ojos. 31Y en el desierto#Hch. 13.18. has visto que Jehov&#225; tu Dios te ha tra&#237;do, como trae el hombre a su hijo, por todo el camino que hab&#233;is andado, hasta llegar a este lugar. 32Y aun con esto no cre&#237;steis a Jehov&#225; vuestro Dios,#He. 3.19. 33quien iba delante de vosotros por el camino para reconoceros el lugar donde hab&#237;ais de acampar, con fuego de noche para mostraros el camino por donde anduvieseis, y con nube de d&#237;a.</div><div class="s">Dios castiga a Israel</div><div class="r">(Nm. 14.20-35)</div><div class="p"> 34Y oy&#243; Jehov&#225; la voz de vuestras palabras, y se enoj&#243;, y jur&#243; diciendo: 35No ver&#225; hombre alguno de estos, de esta mala generaci&#243;n, la buena tierra que jur&#233; que hab&#237;a de dar a vuestros padres,#He. 3.18. 36excepto Caleb hijo de Jefone; &#233;l la ver&#225;, y a &#233;l le dar&#233; la tierra que pis&#243;, y a sus hijos; porque ha seguido fielmente a Jehov&#225;. 37Tambi&#233;n contra m&#237; se air&#243; Jehov&#225; por vosotros, y me dijo: Tampoco t&#250; entrar&#225;s all&#225;. 38Josu&#233; hijo de Nun, el cual te sirve, &#233;l entrar&#225; all&#225;; an&#237;male, porque &#233;l la har&#225; heredar a Israel. 39Y vuestros ni&#241;os, de los cuales dijisteis que servir&#237;an de bot&#237;n, y vuestros hijos que no saben hoy lo bueno ni lo malo, ellos entrar&#225;n all&#225;, y a ellos la dar&#233;, y ellos la heredar&#225;n. 40Pero vosotros volveos e id al desierto, camino del Mar Rojo.</div><div class="s">La derrota en Horma</div><div class="r">(Nm. 14.39-45)</div><div class="p"> 41Entonces respondisteis y me dijisteis: Hemos pecado contra Jehov&#225;; nosotros subiremos y pelearemos, conforme a todo lo que Jehov&#225; nuestro Dios nos ha mandado. Y os armasteis cada uno con sus armas de guerra, y os preparasteis para subir al monte. 42Y Jehov&#225; me dijo: Diles: No sub&#225;is, ni pele&#233;is, pues no estoy entre vosotros; para que no se&#225;is derrotados por vuestros enemigos. 43Y os habl&#233;, y no disteis o&#237;do; antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehov&#225;, y persistiendo con altivez subisteis al monte. 44Pero sali&#243; a vuestro encuentro el amorreo, que habitaba en aquel monte, y os persiguieron como hacen las avispas, y os derrotaron en Seir, hasta Horma. 45Y volvisteis y llorasteis delante de Jehov&#225;, pero Jehov&#225; no escuch&#243; vuestra voz, ni os prest&#243; o&#237;do. 46Y estuvisteis en Cades por muchos d&#237;as, los d&#237;as que hab&#233;is estado all&#237;.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="chapter ch2" data-usfm="DEU.2">
 <div class="label">2</div><div class="s">Los a&#241;os en el desierto</div><div class="p"> 1Luego volvimos y salimos al desierto, camino del Mar Rojo, como Jehov&#225; me hab&#237;a dicho; y rodeamos el monte de Seir#Nm. 21.4. por mucho tiempo. 2Y Jehov&#225; me habl&#243;, diciendo: 3Bastante hab&#233;is rodeado este monte; volveos al norte. 4Y manda al pueblo, diciendo: Pasando vosotros por el territorio de vuestros hermanos los hijos de Esa&#250;,#Gn. 36.8. que habitan en Seir, ellos tendr&#225;n miedo de vosotros; mas vosotros guardaos mucho. 5No os met&#225;is con ellos, porque no os dar&#233; de su tierra ni aun lo que cubre la planta de un pie; porque yo he dado por heredad a Esa&#250; el monte de Seir. 6Comprar&#233;is de ellos por dinero los alimentos, y comer&#233;is; y tambi&#233;n comprar&#233;is de ellos el agua, y beber&#233;is; 7pues Jehov&#225; tu Dios te ha bendecido en toda obra de tus manos; &#233;l sabe que andas por este gran desierto; estos cuarenta a&#241;os Jehov&#225; tu Dios ha estado contigo, y nada te ha faltado. 8Y nos alejamos del territorio de nuestros hermanos los hijos de Esa&#250;, que habitaban en Seir, por el camino del Arab&#225; desde Elat y Ezi&#243;n-geber; y volvimos, y tomamos el camino del desierto de Moab.</div><div class="p"> 9Y Jehov&#225; me dijo: No molestes a Moab,#Gn. 19.37. ni te empe&#241;es con ellos en guerra, porque no te dar&#233; posesi&#243;n de su tierra; porque yo he dado a Ar por heredad a los hijos de Lot. 10(Los emitas habitaron en ella antes, pueblo grande y numeroso, y alto como los hijos de Anac. 11Por gigantes eran ellos tenidos tambi&#233;n, como los hijos de Anac; y los moabitas los llaman emitas. 12Y en Seir habitaron antes los horeos, a los cuales echaron los hijos de Esa&#250;; y los arrojaron de su presencia, y habitaron en lugar de ellos, como hizo Israel en la tierra que les dio Jehov&#225; por posesi&#243;n.) 13Levantaos ahora, y pasad el arroyo de Zered. Y pasamos el arroyo de Zered. 14Y los d&#237;as que anduvimos de Cades-barnea hasta cuando pasamos el arroyo de Zered fueron treinta y ocho a&#241;os; hasta que se acab&#243; toda la generaci&#243;n de los hombres de guerra de en medio del campamento, como Jehov&#225; les hab&#237;a jurado.#Nm. 14.28-35. 15Y tambi&#233;n la mano de Jehov&#225; vino sobre ellos para destruirlos de en medio del campamento, hasta acabarlos.</div><div class="p"> 16Y aconteci&#243; que despu&#233;s que murieron todos los hombres de guerra de entre el pueblo, 17Jehov&#225; me habl&#243;, diciendo: 18T&#250; pasar&#225;s hoy el territorio de Moab, a Ar. 19Y cuando te acerques a los hijos de Am&#243;n,#Gn. 19.38. no los molestes, ni contiendas con ellos; porque no te dar&#233; posesi&#243;n de la tierra de los hijos de Am&#243;n, pues a los hijos de Lot la he dado por heredad. 20(Por tierra de gigantes fue tambi&#233;n ella tenida; habitaron en ella gigantes en otro tiempo, a los cuales los amonitas llamaban zomzomeos; 21pueblo grande y numeroso, y alto, como los hijos de Anac; a los cuales Jehov&#225; destruy&#243; delante de los amonitas. Estos sucedieron a aquellos, y habitaron en su lugar, 22como hizo Jehov&#225; con los hijos de Esa&#250; que habitaban en Seir, delante de los cuales destruy&#243; a los horeos; y ellos sucedieron a estos, y habitaron en su lugar hasta hoy. 23Y a los aveos que habitaban en aldeas hasta Gaza, los caftoreos que salieron de Caftor los destruyeron, y habitaron en su lugar.) 24Levantaos, salid, y pasad el arroyo de Arn&#243;n; he aqu&#237; he entregado en tu mano a Seh&#243;n rey de Hesb&#243;n, amorreo, y a su tierra; comienza a tomar posesi&#243;n de ella, y entra en guerra con &#233;l. 25Hoy comenzar&#233; a poner tu temor y tu espanto sobre los pueblos debajo de todo el cielo, los cuales oir&#225;n tu fama, y temblar&#225;n y se angustiar&#225;n delante de ti.</div><div class="s">Israel derrota a Seh&#243;n</div><div class="r">(Nm. 21.21-30)</div><div class="p"> 26Y envi&#233; mensajeros desde el desierto de Cademot a Seh&#243;n rey de Hesb&#243;n con palabras de paz, diciendo: 27Pasar&#233; por tu tierra por el camino; por el camino ir&#233;, sin apartarme ni a diestra ni a siniestra. 28La comida me vender&#225;s por dinero, y comer&#233;; el agua tambi&#233;n me dar&#225;s por dinero, y beber&#233;; solamente pasar&#233; a pie, 29como lo hicieron conmigo los hijos de Esa&#250; que habitaban en Seir, y los moabitas que habitaban en Ar; hasta que cruce el Jord&#225;n a la tierra que nos da Jehov&#225; nuestro Dios. 30Mas Seh&#243;n rey de Hesb&#243;n no quiso que pas&#225;semos por el territorio suyo; porque Jehov&#225; tu Dios hab&#237;a endurecido su esp&#237;ritu, y obstinado su coraz&#243;n para entregarlo en tu mano, como hasta hoy. 31Y me dijo Jehov&#225;: He aqu&#237; yo he comenzado a entregar delante de ti a Seh&#243;n y a su tierra; comienza a tomar posesi&#243;n de ella para que la heredes. 32Y nos sali&#243; Seh&#243;n al encuentro, &#233;l y todo su pueblo, para pelear en Jahaza. 33Mas Jehov&#225; nuestro Dios lo entreg&#243; delante de nosotros; y lo derrotamos a &#233;l y a sus hijos, y a todo su pueblo. 34Tomamos entonces todas sus ciudades, y destruimos todas las ciudades, hombres, mujeres y ni&#241;os; no dejamos ninguno. 35Solamente tomamos para nosotros los ganados, y los despojos de las ciudades que hab&#237;amos tomado. 36Desde Aroer, que est&#225; junto a la ribera del arroyo de Arn&#243;n, y la ciudad que est&#225; en el valle, hasta Galaad, no hubo ciudad que escapase de nosotros; todas las entreg&#243; Jehov&#225; nuestro Dios en nuestro poder. 37Solamente a la tierra de los hijos de Am&#243;n no llegamos; ni a todo lo que est&#225; a la orilla del arroyo de Jaboc ni a las ciudades del monte, ni a lugar alguno que Jehov&#225; nuestro Dios hab&#237;a prohibido.</div>
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 <div class="chapter ch4" data-usfm="2CO.4">
 <div class="label">4</div><div class="p"> 1Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio seg&#250;n la misericordia que hemos recibido, no desmayamos. 2Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestaci&#243;n de la verdad recomend&#225;ndonos a toda conciencia humana delante de Dios. 3Pero si nuestro evangelio est&#225; a&#250;n encubierto, entre los que se pierden est&#225; encubierto; 4en los cuales el dios de este siglo ceg&#243; el entendimiento de los incr&#233;dulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. 5Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Se&#241;or, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jes&#250;s. 6Porque Dios, que mand&#243; que de las tinieblas resplandeciese la luz,#Gn. 1.3. es el que resplandeci&#243; en nuestros corazones, para iluminaci&#243;n del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.</div><div class="s">Viviendo por la fe</div><div class="p"> 7Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 8que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jes&#250;s, para que tambi&#233;n la vida de Jes&#250;s se manifieste en nuestros cuerpos. 11Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jes&#250;s, para que tambi&#233;n la vida de Jes&#250;s se manifieste en nuestra carne mortal. 12De manera que la muerte act&#250;a en nosotros, y en vosotros la vida.</div><div class="p"> 13Pero teniendo el mismo esp&#237;ritu de fe, conforme a lo que est&#225; escrito: Cre&#237;, por lo cual habl&#233;,#Sal. 116.10. nosotros tambi&#233;n creemos, por lo cual tambi&#233;n hablamos, 14sabiendo que el que resucit&#243; al Se&#241;or Jes&#250;s, a nosotros tambi&#233;n nos resucitar&#225; con Jes&#250;s, y nos presentar&#225; juntamente con vosotros. 15Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acci&#243;n de gracias sobreabunde para gloria de Dios.</div><div class="p"> 16Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de d&#237;a en d&#237;a. 17Porque esta leve tribulaci&#243;n moment&#225;nea produce en nosotros un cada vez m&#225;s excelente y eterno peso de gloria; 18no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.</div>
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