[Globos amarillos] Caín y Abel: Consecuencia y oportunidadMuestra

Caín tuvo consecuencias  

Hay consecuencias para nuestras acciones. Nuestras elecciones afectan a los demás y pueden afectar nuestras circunstancias, relaciones y entornos.

Caín viola un límite y la consecuencia es rígida. Adán, el padre de Caín, pecó. El resultado fue su exilio del Edén. El exilio es una forma de muerte. Su obra fue maldita, la tierra se volvió difícil de cultivar. Para Caín, las consecuencias van un paso más allá, el suelo ya no produciría cultivos en absoluto.

Caín es exiliado de su sustento. Ahora debe ser un «vagabundo inquieto en la tierra».

Caín responde y reconoce que esto es más de lo que puede soportar. Génesis 4:2 describe a Caín como alguien que labró la tierra. No era solo su ocupación; era parte de su identidad percibida. Ahora esa identidad ha sido despojada. 

Todos somos descendientes de Adán y Caín. Estamos exiliados de un jardín perfecto. No estamos viviendo el propósito de Dios para nuestra existencia que es gobernar la tierra en armonía unos con otros, con la naturaleza y con él, nuestro Creador.

Como Caín, somos vagabundos inquietos. Buscamos un lugar para instalarnos, un lugar para descansar. Deseamos un retorno de nuestra autoridad para gobernar la tierra. Anhelamos una nueva tierra en la que habite la justicia.

Afortunadamente, hay consecuencias positivas para las buenas decisiones. Cuando tomamos una decisión que honra a Dios, sirve a los demás y refleja la gloria de Cristo en cada uno de nosotros, cosechamos consecuencias positivas. Podemos pensar en la belleza de la alegría. La determinación y la intimidad de la firmeza. La esperanza de confiar.

Nuestras buenas decisiones pueden no funcionar como esperábamos en esta vida. Pero ejercer un buen juicio y un carácter noble siempre cosecha una buena consecuencia, una recompensa piadosa. A veces esas recompensas se ponen en espera.

La fidelidad puede restaurar las tremendas pérdidas experimentadas por Adán y Caín. Esa es una promesa que vale la pena perseguir con todas nuestras fuerzas.