Jesús Nuestro MaestroMuestra

La enseñanza de Jesús exige una respuesta. Simplemente admirar a Jesús como un gran Maestro, sin aplicar las verdades que enseñó, es perder el tesoro del que habló. También es dejarse vulnerable a las tormentas de la vida cuando lleguen.

Antes mencioné el Sermón de la Montaña de Jesús. Terminó el sermón con un cuento sobre dos hombres. Un hombre construyó su casa sobre una roca, una base sólida; el otro construyó su casa en la arena. El punto de Jesús es que la persona que actúa de acuerdo con Su enseñanza está construyendo sobre una base sólida, pero quien no presta atención a las palabras de Jesús se está preparando para el desastre. Las tormentas llegan a todas nuestras vidas. Construir nuestras vidas sobre los cimientos firmes de Jesús y sus enseñanzas nos da la capacidad de resistir el embate.

Permítanme decirlo nuevamente: simplemente admirar a Jesús como un gran Maestro, sin aplicar las verdades que Él enseñó, es dejarse vulnerable a las tormentas de la vida cuando lleguen. Es lo mismo que declarar que realmente no le crees después de todo. La obediencia a lo que Jesús enseña es prueba de que crees Él. Después de todo, la creencia debe demostrarse, no solo discutirse.

Actuar creyendo en las palabras de Cristo requiere fe. La fe es algo que a menudo malinterpretamos. Lo identificamos como una emoción, algo a lo que nos aferramos intelectualmente o algo que decimos que creemos. Sin embargo, la fe se mide por su vida, no por sus labios. Implica sus pies, no solo sus sentimientos. Eso debería ser un estilo de vida, no un evento.

De hecho, no vivir por fe es llamar a Dios mentiroso. Es desafiar su integridad porque la fe significa que le estás tomando la palabra. La fe es tan poderosa como el objeto al que está unida. Podrías tener toda la fe del mundo en que a su auto de repente le saldrían alas y lo llevaría a la luna, pero aun así terminarías en el suelo. Sin embargo, cuando une su fe en Jesucristo y Su Palabra, y respondes obedeciendo lo que Él ha revelado, esa es la fe que mueve montañas (Mateo 17:20). Respondiendo a la enseñanza de Jesús significa confiar en Él lo suficiente para hacer lo que Él dice.

No contratarías a un profesor de música, programador de computadoras o jardinero para que lo enseñe a hacer una determinada habilidad y luego no aplicar lo que le ha mostrado. Eso sería una pérdida de tiempo y dinero. Además, una persona que fue a la universidad para aprender a ser contable, por ejemplo, pero eligió no seguir las reglas de las matemáticas y los negocios, no solo sería considerada una tonta, sino que también estaría desempleada.

Jesús es la autoridad más grande sobre cómo vivir nuestras vidas. Y nos ha dado Su enseñanza en Su Palabra. Leerlo, estudiarlo, discutirlo y, sin embargo, no aplicarlo no tiene ningún sentido. Tiene tanto sentido como construir tu casa sobre arena. Escuche la enseñanza de Jesús y responda con obediencia confiada.

¿Cómo puedes aplicar las enseñanzas de Jesús a su vida diaria?

Leer. Lea uno de los evangelios y, a medida que se encuentre con las enseñanzas de Jesús, identifique cómo el vivir según esa enseñanza beneficiaría su vida.

Cometer. Tome una decisión consciente y deliberada de vivir según las enseñanzas de Jesús.

Enseñar. Considere la posibilidad de dirigir un estudio bíblico en un grupo pequeño o enseñar y trabajar con niños o estudiantes. Deje que Dios lo use para comunicar a otros las enseñanzas de Jesús.

Siéntate a los pies de Jesús. Aprenda de Él. Y vive su vida al máximo.

Esperamos que este plan te haya animado. Para obtener más información sobre el ministerio, haga clic aquí.