Teología de la gracia Muestra

Promover el amor de Dios

La teología de la gracia promueve una relación de amor con Dios 

Tomemos el versículo bíblico más famoso del mundo, Juan 3:16: «Porque de tal manera amó Dios al mundo que entregó a su Hijo unigénito».

En mis clases de Soteriología (el estudio de la salvación), a veces le pregunto a un hombre casado cuánto tiempo salieron él y su esposa antes de casarse. En general, es por lo menos un año. 

«¿La llevaste a comer o al cine durante ese tiempo?». Claro. «Bueno, si pensabas que ella era la que querías, ¿por qué no la tomaste de la mano, la llevaste ante las autoridades civiles o religiosas y la obligaste a casarse contigo? Podrías haberte ahorrado mucho tiempo y dinero. ¿Por qué entonces le pediste que se casara contigo en lugar de obligarla?».  

Dirá algo así como que quería que ella pudiera elegir. «¿Por qué? ¿Por qué querías que ella pudiera elegir?». Llega a la conclusión de que, si no fuera una elección, nunca sabría si ella lo amaba. «¿Quieres decir que querías que te amara?». Sí. «¿Crees que Dios quiere ser amado menos que nosotros? Después de todo, Dios es amor».

Verás, si quitamos la elección humana, Dios nunca tendría evidencia externa de que lo amamos. La Biblia es una historia de amor. El Shema está en el corazón de Deuteronomio, una declaración pronunciada cada día por los judíos religiosos: «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, toda tu alma y todas tus fuerzas». 

Jesús lo retomó cuando los fariseos le preguntaron: «¿Cuál es el mayor mandamiento?». Jesús citó el Shema. Pero las entidades sin voluntad son solo eso: entidades, no personas. La capacidad de tener voluntad es parte de la creación a la imagen de Dios. Si se quita la capacidad de elección, tenemos robots.

Dios es amor y no desea nada más que una relación de amor con nosotros, a quienes creó por amor. La teología de la gracia reconoce esto y preserva el libre albedrío dentro de la humanidad que hace posible esta relación de amor.

La teología de la gracia enseña que «nada puede separarnos del amor de Cristo... ni lo pasado ni lo futuro» (Romanos 8:38). En otras palabras, no hay pecados que pueda cometer en el futuro (cosas por venir) que puedan separarme del amor de Dios.

La teología de la gracia cree que libros enteros de la Biblia, como 1 Juan, fueron escritos para promover una relación de amor más profunda con Dios.