Reflejando a JesúsMuestra

La palabra testamento significa "pacto". Entonces, cuando lee el Nuevo Testamento, en realidad está leyendo sobre el nuevo pacto. Cuando Jesús se estaba preparando para morir en la cruz, compartió una última comida con sus discípulos. Era la comida de la Pascua, pero Jesús le dio un nuevo significado (Lucas 22: 14-20). En esa comida, dijo: “Esta copa es el nuevo pacto establecido por mi sangre; está derramado para ti” (v. 20).

Con este nuevo pacto viene una bendición muy especial. Leemos sobre esto en Hebreos: “Así que Jesús también se ha convertido en la garantía de un mejor pacto ...Por lo tanto, Él siempre puede salvar a los que se acercan a Dios por Él, ya que Él siempre vive para interceder por ellos” (Hebreos 7:22,25).

Cuando Jesús estuvo en la tierra, su misión, la “descripción de su trabajo”, era cumplir la ley y pagar nuestros pecados en la cruz. Parte de la descripción de su trabajo ahora en el nuevo pacto es hacer intercesión para los santos, que te incluye a ti (9:24; 10:19-22). No estás solo. Usted no está solo.

Jesús ahora intercede por ti. Pero la única forma de experimentar Su poder salvador a diario es alineándose bajo Él. Cuando haces eso, experimentas las bendiciones de Su cuidado.

Experimentar una bendición incluye la capacidad de disfrutar el favor de Dios en su propia vida y extender Su favor a otros. No somos "cristianos sin salida". Somos conductos. Dios nunca tenía la intención de que Sus bendiciones no fueran más allá de nuestras propias vidas. Quiere que seamos canales a través del cual Sus bendiciones serán entregadas a otros.

Jesús vino para que tengamos vida y la tengamos en abundancia (Juan 10:10). Él estableció Su iglesia como Su propio cuerpo, del cual Él es la cabeza. Como Su cuerpo, estamos llamados a servirnos unos a otros. Amaos los unos a los otros. Honraos unos a otros. Anímense unos a otros. Perdónate unos a otros. Instruid unos a otros. Esencialmente, debemos reflejar y honrar a Jesús en nuestras palabras y acciones con unos y otros.

Nuestra relación vertical con Dios, nuestra intimidad con Él y nuestro acceso a Su autoridad y bendiciones está ligada a nuestra relación horizontal con Su cuerpo, la iglesia. En nuestras relaciones con otras personas, se podría decir que somos el "Jesús horizontal" para los demás. Porque Cristo esta en nosotros, los demás deberían poder ver a Jesús en nosotros. Él es nuestra cabeza y nosotros Su iglesia, Su familia de creyentes, somos Su cuerpo, viviendo bajo Su señorío.

Si conoce a alguien que padece de la enfermedad Parkinson, sabrá que se produce una desconexión entre lo que el cerebro envía y lo que hace el cuerpo. Los impulsos nerviosos que controlan el movimiento funcionan mal. Esto es muy frustrante para el individuo, porque el cuerpo está diseñado para seguir las señales de la cabeza. 

Lo mismo es cierto para el cuerpo de Cristo. Debemos funcionar completamente bajo la dirección de nuestra cabeza, Cristo. Debemos reflejar a Jesús en todo lo que hacemos. Somos sus manos y sus pies.

Deseamos que otros nos traten con honor, y Jesús quiere lo mismo de nosotros. Honrándolo en todo lo que hacemos marca el comienzo de su favor. ¿Cómo puedes honrar a Jesús con tus pensamientos, palabras y acciones? Aquí hay algunas sugerencias: 

• Pensamientos. Pregúntese: ¿Mis pensamientos honran al Señor o estoy preocupado por mí mismo? 


• Palabras. Adopte el hábito de mostrar el honor a Jesús a través de sus palabras al hablar con otros con el honor que merecen como personas hechas a Su imagen. 


• Comportamiento. Mantenga un diario durante una semana de cómo pasa su tiempo. Después de revisar su diario, evalúe si está honrando y reflejando a Jesús en el primer lugar en su vida.

La vida y el ministerio de Jesús no terminan. Él está en el lugar exaltado que le corresponde en el cielo...y está en usted. Deje que Su vida y ministerio fluyan de usted mientras lo refleja en lo que piensa, hace y dice.

Esperamos que este plan te haya animado. Para obtener más información sobre el ministerio, haga clic aquí.