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Espera que desespera...Muestra

Espera que desespera...

DÍA 1 DE 4

DESÁNIMO


Un amigo alguna vez dijo: “Esta semana me ha parecido una indeseable montaña rusa…”. A simple vista resultaría como una interesante analogía de dicha etapa de su vida, incluso se lo podría tildar de exagerado o divertido; sin embargo, cuando a una frase se le agregan emociones y expresiones corporales, toma un giro totalmente distinto. Lo que en su inicio fue una comparación brillante se revela finalmente en una expresión de hastío y desesperación. 


¡No hay nada tan terrible como cuando una bendición desembarca en tragedia hacia un gran océano de decepción para un náufrago que, a duras penas, sabe flotar! 


Y es que en un mundo que viene y va, que se encuentra rodeado de constantes y significativos cambios, se presentarán situaciones en las que tus expectativas parecerán derrumbarse en tu cabeza, como por ejemplo: tus proyecciones a corto plazo se vuelven inservibles, el trabajo ya no suple tus necesidades, la carrera que tanto quisiste estudiar se ve pospuesta y finalmente, cuando crees que no podría ser peor, aquella relación de ensueño y que parecía ser eterna da señales de que está llegando a su fin. Evidentemente, la desesperación de estar tan perdido ante tantas frustraciones te supera y hay una gran interrogante que fluye con dureza en tu interior que grita una y otra vez: De todos, ¿por qué yo?


Permíteme contarte la historia de un hombre que, aun siendo tan extraordinario, también se sintió así: 


Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come (1 Reyes 19:4-5).


Este hombre era el profeta Elías. Narra la historia que después de haber obtenido una gran victoria contra los 450 profetas de Baal, le bastó una amenaza de Jezabel para alejarse al desierto y desear la muerte. Lo razonable sería que te preguntaras por qué tuvo esta reacción tan drástica, mas yo me pregunto ¿por qué no lo estaría? El cansancio hacía eco en su estado físico, pero su mente no se quedaba atrás. La situación que le precedió no le permitió razonar de manera proactiva debido a que sus niveles de estrés le nublaron el panorama.


Tomando este ejemplo… Entonces, ¿a qué llamamos desánimo?


La palabra "desánimo" está formada con raíces latinas y significa "falta de ánimo". Sus componentes léxicos son: el prefijo dis- (divergencia, separación múltiple) y anima (respiración, principio vital, vida). Otras definiciones lo describen como la pérdida del deseo para seguir adelante o una tristeza que abruma y divide la mente. 


Esto nos traslada a Salmos 42:5 que dice de la siguiente manera:


¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle; salvación mía, Dios mío.


Si el desánimo abruma el alma, lo que el rey David quería decir era: ¿por qué te desanimas, alma mía, y por qué estás dividida dentro de mí? 


Habiendo dicho esto, es entendible que un alma fragmentada no puede enfocarse más allá de su aflicción. Las victorias pasadas y aún las memorias más frescas tienden a ser desapercibidas porque la magnitud de dicha circunstancia negativa ocupa toda tu atención.


Jesús mismo lo dijo: “En el mundo tendréis aflicciones…”, entonces, ¿por qué afligirte con eventos que serán inevitables? Después de todo, hay algo que todavía puedes hacer: “pero confiad”. La confianza en tus propias fuerzas y recursos personales, materiales y el refugio en amistades no son garantía alguna. Déjame contarte más: “¡yo he vencido al mundo!”. ¡Qué maravillosa noticia! Aún en medio de ese panorama desolador hay una promesa llena de esperanza. Jesús pudo experimentar la incertidumbre de estas situaciones imprevistas, sin embargo, ¡Él venció! (Jn 16:33)


¿Recuerdas qué significaba la palabra desánimo? Separación, vida, etc. Hay una parábola en la Biblia donde Jesús se describe a Sí mismo como una vid y nosotros los pámpanos. ¿Puedes traer a tu memoria lo que les pasaba a estos cuando se separaban de la fuente? ¡Nada podían hacer porque se marchitarían y morirían!


Amado lector, así mismo acontece con nosotros. Jesús es el hálito de nuestras vidas, ¡Él es la vida eterna! Cada vez que te alejas de su presencia te estarás separando del principio vital y todo desánimo, toda amargura y desesperanza te rodearán porque… Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco nosotros, si no permanecemos en Él.




Un abrazo fraterno,


Angie Sevillano.




Día 2

Acerca de este Plan

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Nos gustaría agradecer a Angie Sevillano por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://www.instagram.com/angie.sevillano/

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