Mis AlturasMuestra

Recuerdo que desde niña me gustaba poner mi nombre a las cosas que me pertenecían, desde juguetes, crayolas, marcadores, libros de colorear, en fin, prácticamente a todo. Es por eso que cuando leí Habacuc 3:19, donde se afirma que “en mis alturas me hace andar” pensé, ¡Wow, existe un lugar alto que es mío, por lo tanto, tiene mi nombre! Ese lugar o destino que Dios separó me pertenece, y el tuyo a ti también. El escribir o poner nuestro nombre genera un sentido de pertenencia que nos hace valorar, cuidar y utilizar eso que en efecto es nuestro. Esto deja de sonar bonito cuando nos damos cuenta que ese lugar nuestro, está a una altura a la cual tememos. 

Acrofobia es el término utilizado científicamente para describir el miedo irracional hacia las alturas. Ese miedo que detiene el caminar o avance de muchas personas en el mundo natural. De igual manera, existen personas con un miedo irracional a la altura a la cual Dios los quiere llevar. Son aquellos que se acomodan, se amoldan a sus circunstancias o estatus y se resisten a cambiar. El llegar a una altura, o lograr una meta o alcanzar un sueño requiere de esfuerzo como ya mencionamos, pero también de una preparación. Escalar el monte Everest, es una de las expediciones más reconocidas en el mundo, así como aquellos que lo logran. Esto es así por la complejidad de la misión de llegar a esa altura por sobre el nivel del mar, así como por todos los desafíos y retos a los que se tienen que enfrentar quienes desean alcanzarlo. A pesar de esto, más de 9,000 personas han logrado completar la meta, y 300 personas han muerto en el intento. Subir este tipo de alturas, requiere de una preparación física, emocional, mental y hasta económica por el alto costo que conlleva. 

La preparación que debemos tener para alcanzar eso a lo cual Dios nos ha llamado, es importante. Nuestro cuerpo debe estar óptimo, nuestra mente alineada con el pensamiento de Dios y nuestra alma llena de su presencia. 

¿Cómo te preparas? 

 Te recomiendo que una vez identifiques esa altura, busques en oración ese encuentro con Aquel que te llenará de fuerzas, quien te dará la sabiduría y las estrategias para moverte, el que te permitirá agilizar tus movimientos para extenderte y flexionar cuando sea necesario. 

 Llénate de la palabra de Dios con toda intención. Con ella podrás sustituir las palabras negativas que lleguen a tu mente y serán la espada que te abra camino.

 Determínate y se disciplinado, esto es fundamental para alcanzar cualquier meta. 

De seguro que el plan de Dios para tu vida es uno grande y de altura, pero es indispensable que tu estés calibrado y listo para cumplirlo. 

¿Te atreves?