Ruth, Una Mujer De CarácterMuestra

En acción

Si la historia de Rut terminara en el capítulo 1, cuando ella y Noemí cabalgaron hacia el atardecer para regresar a la tierra natal de Noemí, podríamos decir: «Vaya, qué elección tan increíble y sorprendente hizo». Pero el capítulo 1 era sólo el comienzo de la historia de Rut.

Rut no sabía lo que les esperaba a ella y a su suegra, pero no se sentó a lamentar las dificultades que las habían llevado a ese punto. No se quejó de la situación ni trató de culpar a alguien por lo que había sucedido. El tiempo dedicado a quejarse, a culpar o a exigir cosas a los demás es tiempo perdido. En lugar de hacer esas cosas, Rut se hizo una pregunta importante, que todos deberíamos considerar. Ella se preguntó: «¿Qué puedo hacer?».

Rut ejerció dominio propio o autocontrol. No fue una víctima de sus circunstancias; fue una persona que eligió influir y actuar sobre sus circunstancias. ¿Cómo lo hizo?

En Israel, los que recogían las cosechas dejaban las esquinas y las sobras para los pobres, siguiendo los mandamientos que Dios había dado hace tiempo (Levítico 19:9, 23:22; Deuteronomio 24:19-21). Viendo su oportunidad, Rut le pidió a Noemí permiso para ir a los campos a recoger grano. Noemí le dio permiso, pero no acompañó a Rut. Tal vez era demasiado frágil para hacer ese trabajo. Sea como fuere, ir sola no disuadió a Rut. Hizo lo que pudo. Tomó el más humilde de los puestos, espigando detrás de los cosechadores y trabajó duro. Su trabajo no pasó desapercibido.

Uno de los propietarios de los campos, Booz, vio a Rut. La ayudó. Rut encontró el favor de Booz y eso cambió su vida para siempre. Más tarde él la elogió como una mujer de carácter noble.

Como Rut, tenemos una vida que gestionar. Una vida para vivirla al máximo. Nada ni nadie administrará nuestro camino por nosotros. Lo que hacemos con nuestras oportunidades, las decisiones que tomamos, son solo nuestras. Rut eligió confiar en Noemí, una mujer de carácter. Rut demostró su excelente carácter al tomar la iniciativa de cambiar sus circunstancias. Sus pequeñas decisiones de buena mayordomía se convirtieron en grandes bendiciones. Nosotros podemos hacer lo mismo. Incluso en circunstancias difíciles, podemos preguntarnos: «¿Qué puedo hacer?». Podemos tomar la iniciativa, con humildad, para aprovechar al máximo las oportunidades que se nos presentan.