Vencimos el laberintoMuestra

"Me encuentro en este lugar confuso y oscuro

sola y sin guía alguna; en cualquier momento podré tropezar

pero queriendo experimentar, me lanzo a lo inseguro

incluso sabiendo que en poco tiempo el temor querrá gobernar.”

Muchas veces sabemos que estamos cerca de caer o de enfrentarnos a una caída, pero no comprendemos de forma concreta en qué lugar o posición nos encontramos ante eso, hasta que nos detenemos y se nos obliga a levantar la mirada para ver cara a cara aquello que nos atormenta.

La manera en la que hace falta un héroe en este verso y lo convierte en un total fracaso y mensaje de malas noticias para nosotros, es la representación misma de como en muchas ocasiones la carencia de Jesús en nuestras vidas nos lleva a encontrarnos en aprietos y no, eso no quiere decir de que Dios ha dejado de estar en algún momento junto a ti, sino que has dejado de clamar, no lo has incluido en tus circunstancias o quizás no has pedido su ayuda.

Lo bueno de todo esto es que indistintamente del proceso en el que te encuentres y ya sea cerca del inicio o del final, NUNCA será tarde para integrar a Dios en tu vida y al tener un padre Amoroso y lleno de misericordia, recibimos como privilegio el título de hijos de Dios, esto te convierte automáticamente en una persona llena de fuerzas, valentía, alguien amado, lleno de victorias, triunfador y la lista de beneficios y cualidades que se adquieren es infinita, al igual que su GRACIA.

Entonces hoy ¿Qué postura decides tomar ante eso que te llena de temor?, la de una persona que camina sola y sin rumbo en plena oscuridad o la postura adecuada, la de un Hijo/a de Dios.