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Lidiando con el dolorMuestra

Handling Grief

DÍA 4 DE 10

Esperanza en medio del duelo



¡Dios aún puede interponer un PERO!



Cuando Jesús supo que Lázaro estaba enfermo, su respuesta fue: "Esta enfermedad no terminará en muerte. No, es para la gloria de Dios para que el Hijo de Dios sea glorificado a través de esto".  



Después de dos días les dijo: "Lázaro está muerto y por el bien de ustedes me alegro de no haber estado allí para que ustedes creyeran. Ahora vamos hacia él".



Él tardó en ir "para que ellos creyeran". Las tardanzas de Dios siempre tienen un propósito. Hay mayores niveles de fe a los que Él desea llevarnos. Él ya les había mostrado que podía sanar; ahora les estaba enseñando que tenía poder incluso sobre la muerte. Esto sólo fue posible debido a la tardanza.  



¿Será posible que en el tiempo de Dios, en Su aparente ausencia, es cuando Él trata de enseñarte algo más grande, con mayor sentido, algo que todavía desconoces? 



¿Podrías humillarte lo suficiente como para aceptar esto? ¿Puedes creer que si Dios es lo suficientemente grande como para crear todas las cosas, también lo es para tener una razón que permita un sufrimiento que no puedes entender? ¿Te ayuda esto a confiar, sabiendo que Dios es perfecto en Su amor, justicia y soberanía, que ve el fin desde el principio, que sabe lo que está haciendo, aunque tú no puedas comprenderlo?



¿Oraste por la sanidad de alguien que amabas y aun así murió?



Podrías creer que todo ha terminado. PERO Dios todavía dice: "Mi nombre será glorificado a través de esto". ¿Lo crees así?



En Juan 17:24, leemos palabras en las que debemos reflexionar y tenerlas cerca del corazón cuando alguien muere. Considera el deseo de Jesús: "Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean mi gloria, la gloria que me has dado porque me amaste desde antes de la creación del mundo".



Él desea que Su gente esté con Él. Jesús está completamente feliz y satisfecho al reinar desde el cielo, pero según Su oración en Juan 17, aún tiene un deseo que no se ha realizado: reunirse con los suyos en el hogar que les ha preparado (Juan 14:2–4).



Cuando muere un creyente, lo primero y más importante que debemos recordar es que el Padre ha respondido a la oración de Jesús. Dios es soberano sobre la muerte de los que amamos, y tiene propósitos que tal vez nunca entendamos pero podemos aferrarnos a la verdad de que Jesús ha orado a Su Padre pidiendo que traiga a los Suyos al hogar. Cuando un cristiano muere, el Padre está concediendo la respuesta a la petición de Su Hijo. 



Por lo menos podemos decir esto: Cuando alguien amado muere, Jesús gana mucho más que lo que nosotros hemos perdido.



Sí, hemos perdido. Nunca más podremos mantener la hermandad con la persona amada. La magnitud de la pérdida a veces sobrepasa nuestras palabras. Pero esa pérdida no va más allá de las palabras de Jesús: "Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean mi gloria".



Podríamos llenar baldes de lágrimas, pero esas lágrimas van a brillar con gozo cuando nos demos cuenta que la muerte del ser amado es nada menos que la respuesta a la oración de Jesús.



Vemos la esperanza. 



Cita: Los cristianos nunca dicen "adiós"; solo dicen "hasta que volvamos a encontrarnos” —Woodrow Kroll



Oración:Señor te agradezco porque en medio del dolor tenemos la esperanza de que pronto nos encontraremos con los que amamos. Amén






Día 3Día 5

Acerca de este Plan

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Queremos agradecer a Vijay Thangiah por proveer este Plan. Para más información, por favor visita: https://www.facebook.com/ThangiahVijay

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