Me Siento Estancado Muestra

EL ESTANCAMAMIENTO

“Nada me sale, Dios no tiene favor para mí, todo parece cerrarse, me siento mal conmigo mismo, no sé qué hacer, por dónde empiezo, estoy estancado…” 

Creo que todos hemos pensando alguna de estas líneas en cierto momento de nuestras vida donde todo parece cerrarse. A veces, la escasez parece hacerse grande y más grande. Pareciera que nada nos funciona bien, perdemos el tiempo, nos lamentamos, tratamos de levantarnos pero todo parece derribar cada intento y caemos otra vez en la lona. El favor, la gracia, la comunión con Dios parecieran haber desaparecido cuando apareció ese problema, finanzas, visión, expectativas, acciones, mejoras… a diferencia de como nos fue el año anterior cuando vimos que todo fluyó. Pero ya no se siente que es así, y no sabemos que le pasó a nuestro yo de aquella vez al que le salió el proyecto, la visión, el favor y todo le fluyó. 

Israel; el pueblo que Dios eligió para proteger, bendecir, amar y cuidar siempre tiene algo en común con nosotros, algo muy especial y determinante para el futuro y no precisamente es nuestro Dios…. Aunque él también nos protege, bendice, ama y cuida. 

La queja constante es lo que tenemos en común con este pueblo que pasó a la historia con la cantidad de veces que Dios los liberó, los amó, perdonó, protegió, guió y ganó. De hecho, en la Biblia, se mencionan muchos aspectos de ellos con los cuales nos podeos identificar. Al fin y al cabo, también eran humanos. 

Y muchas veces desde que Dios liberó a Israel de la esclavitud, ese pueblo al menor problema que se le atravesaba o peligro que enfrentara se quejaba al Dios que los había sacado de Egipto, de aquel lugar donde pudieron haber muerto y donde su familia, sus hijos y los hijos de sus hijos iban a tener una historia corta, llena de esclavitud, dolor y violencia. 

Incluso, llegaron a decir en un momento que hubieran preferido morir como esclavos que tener que pasar por ese desierto. 

Y ese es el punto: muchas veces cuando sentimos que estamos experimentando un desierto en nuestras vidas o nos sentimos limitados y todo parece cerrarse, adoptamos una posición de queja en nuestro corazón y como Israel muchas veces preferimos mantener nuestro corazón con una perspectiva desagradecida.

No es que Dios haya quitado su favor de ti. No es que Dios se va y viene. No es que haya temporadas en las que nos muestra su apoyo incondicional y nosotros nos sentimos seguros de él, de nosotros mismos y más fuertes y temporadas donde todo lo que se construyó en algún momento con Él se derrumba, como si se estuviera burlando de nosotros o no se tomara en serio su papel de Padre, de protector, del que asegura siempre estará contigo. Esto no es así.

Dios desde el principio de los tiempos, el Dios del que leemos, el que nos anima a creer en Él, el Dios que venció la muerte, el Dios que sanó enfermos, el Dios que bendijo pueblos, el  que abrió el mar, quien creó el universo mediante la Palabra, el Dios que llenó de amor y gracia el planeta trayendo a su hijo Jesús es el mismo que hoy está contigo. Sigue siendo el mismo Dios. Él desea bendecir tus pasos, tus manos, tu voz, tus pies, tu mente, tu creatividad, tu vida. 

Cambia de postura en tu corazón, modifica tu perspectiva. El estancamiento, ya sea físico, financiero o emocional, te hace ver que todo pareciera colapsar, que todo pareciera acabar, que todo pareciera estar llegando a cierto punto de declive. Que el Dios de paz, de fuerza, de compañía, de estabilidad, de amor, de gracia, de responsabilidad, hoy pueda hacerte saber que hasta aquí has llegado gracias a Él y que en cada momento del desierto, en cada lugar de desesperación, en cada etapa, Él estuvo a tu lado. Él te sacó de Egipto y ahora está contigo. Es hora de salir del estancamiento de nuestro corazón y conectarte a la fuente que llena ríos con agua viva. 

En el nombre de Jesús.