Fortaleza en La Debilidad Muestra

¿Te ha pasado alguna vez, cuando has ido a alguna entrevista laboral o cuando estabas en plan de conocer a alguien por primera vez, que procuraste no dejar ver tu lado más débil o vulnerable e hiciste tu mayor esfuerzo en mostrar tus capacidades y fortalezas?

El mundo de hoy cada día pone más alto frente a nosotros estándares de perfección imposibles de alcanzar, que nos obligan en oportunidades a esconder nuestras debilidades debajo del “manto social” y nos cerramos a la posibilidad de ser conocidos como realmente somos, haciendo que nuestros fracasos o deficiencias permanezcan en el lado oscuro de nuestra vida.

Me pregunto, si las debilidades son tan malas, ¿por qué el Apóstol Pablo hizo un fuerte énfasis en que debemos presumir de ellas?

“Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré mucho más en mis debilidades, para que el poder de Cristo descanse sobre mí” (2 Cor. 12:9)

La Biblia registra que un “aguijón” frustraba y causaba problemas al Apóstol Pablo, hasta el punto de afligirlo y llevarlo a rogar en tres ocasiones al Señor para que se lo quitara.

No sabemos bien si era que Pablo estaba pasando por una especie de “burnout” o un tipo de fatiga espiritual, e incluso una enfermedad física o persecución. Lo cierto es que Dios tenía un propósito para no quitar el aguijón de Pablo, y en lugar de esto, Dios le dio gracia suficiente para fortalecerlo, aún en medio del dolor o sufrimiento que le causará su aguijón.

Y esto me parece maravilloso, la gracia que Dios nos proporcionará en los momentos de mayor debilidad siempre será mayor que nuestras fuerzas o autodeterminación para salir adelante.

Recuerda, si estás pasando por un momento de angustia o sufrimiento, y has rogado a Dios por encontrar alivio; Dios puede, o bien quitar la carga o la aflicción, o te dará fuerzas suficientes para soportarla con el fin de glorificarse en tu vida. Tu victoria será el resultado de confiar en que la gracia de Dios es «suficiente» para salir adelante, pues el mejor momento para conocer la suficiencia de Dios es cuando te ves envuelto en tu propia insuficiencia.