Un viaje a través de Lucas y HechosMuestra

Lucas continúa contándonos sobre el viaje misionero de Pablo por todo el Imperio romano. Mientras viaja, comparte con valentía las buenas nuevas del Reino de Jesús y muchos interpretan el mensaje de Pablo como una amenaza a su forma de vida romana. Sin embargo, hay otros que acaban reconociendo el mensaje de Pablo como las buenas nuevas que conducen a una forma de vida completamente nueva. Por ejemplo, Lucas nos cuenta sobre un carcelero de Filipos. Lo conocemos mientras seguimos la historia sobre el injusto encarcelamiento de Pablo y Silas.

Después de que acusaron a Pablo y a su compañero Silas de provocar gran confusión en la ciudad, los golpearon injustamente y los arrojaron a la cárcel. Acostados y despiertos en su celda, golpeados y ensangrentados, empezaron a orar y a cantar a Dios. Los prisioneros escucharon sus cantos de adoración, cuando un gran terremoto sacudió los cimientos de la prisión de forma tan violenta que las cadenas de los prisioneros se rompen y se abren todas las puertas de la prisión. El carcelero ve esto y sabe que será ejecutado por dejar escapar a los prisioneros, tal es la desesperación por su vida que saca su espada y apunta contra él mismo. Pero Pablo lo detiene justo a tiempo para salvarlo. En ese momento, el insensible carcelero se ablanda y se postra ante los pies de Pablo y Silas. Reconoce que su vida también necesita ser salvada eternamente, y quiere conocer el camino. Pablo y Silas están ansiosos por compartir con él, y ese mismo día, el carcelero y toda su familia comienzan a seguir a Jesús.