Una vida de integridadMuestra

Comprometiendo nuestra integridad

Elegir algo más que la verdad de Dios nos lleva a comprometer nuestra integridad. No importa cuán pequeño sea el compromiso, aún hiere nuestro corazón de integridad. Aquí está el problema: el compromiso conduce a la justificación, y la justificación conduce a la confusión. Lo que era blanco y negro se vuelve gris, y justificamos el por qué la verdad de Dios no necesita ser nuestra guía en cada situación.

Nuestras palabras son una de las cosas más fáciles de comprometer. Con nuestras palabras, exageramos la verdad, chismoseamos, decimos mentiras blancas y prometemos demasiado. Y luego comienzan las justificaciones. Decimos: "Una mentira blanca no es realmente una mentira, ¿verdad? Y, además, es mejor que herir los sentimientos de alguien. ¿Cuál es el problema si nadie sale herido?". Negro y blanco y negro se está convirtiendo en gris.

También podemos comprometer nuestras acciones. Tomamos algo pequeño sin permiso, no tomamos el almuerzo o nos atribuimos algo que no hicimos. Entonces comenzamos a justificar. No obtuvimos tanto crédito como merecíamos la última vez, así que... está bien. No notarán que uno se ha ido, ellos pueden pagar. Negro y blanco se está convirtiendo en gris.

Con cada excusa, compromiso y justificación, la verdad de Dios se distorsiona y su posición en nuestra vida cambia. Dios mira nuestro corazón, no el tamaño del compromiso. No hay áreas grises para su verdad que es en blanco y negro.

Comprometerse parece más fácil en el momento, pero la verdad de Dios es la que realmente trae vida. Cuando nuestras palabras y acciones se alinean con lo que creemos, o decimos que creemos, gastamos menos tiempo y energía preguntándonos a nosotros mismos y preocupándonos por si los demás lo descubrirán. Compromiso y justificación nublan la verdad del deseo de Dios para su vida. Elija la verdad incluso cuando sea incómoda y difícil.