[Grandes Versos] Lecciones importantes para una iglesia peculiar Muestra

Cada vez que nos sentimos invencibles, estamos listos para el desastre

Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.

Cuando el Titanic zarpó en su primer viaje en 1912, los constructores y oficiales del barco creían que era insumergible. Creían que su gran transatlántico era invencible. De hecho, el capitán arrogantemente comentó: «Incluso Dios mismo no podría hundirlo».

Cada vez que nos sentimos invencibles, estamos listos para el desastre. Este principio también es cierto en nuestra vida espiritual. 

1 Corintios 10:12 nos advierte contra este sentimiento de ser invencibles. Si en el fondo te sientes inmune al pecado sexual, al divorcio, al alcoholismo o a cualquier otro pecado: ten cuidado. Eres vulnerable a una caída. Si subconscientemente pensamos para nosotros mismos o peor aún, le decimos a alguien: «Nunca podría caer en ese pecado», cuidado. «Por lo tanto, cualquiera que piense que está firme, mire que no caiga».

Esta actitud de invencibilidad refleja orgullo espiritual, junto con la condescendencia y la falta de compasión hacia los que han caído. Esta actitud refleja una peligrosa falta de dependencia y engaño hacia Dios. Refleja subestimación superficial del poder del pecado, el poder de la carne y el poder del engaño demoníaco.

Esto no quiere decir que pequemos o que tengamos que pecar. Claro que no. Pero es decir que podríamos pecar y que debemos estar atentos, porque somos más vulnerables cada vez que pensamos que somos invencibles.

«Por lo tanto, el que piensa estar firme, que no caiga».