“Soberbia en medio de la rendición”

¿Recuerdas una situación donde tus padres te hayan alentado a realizar algo intrépido? Mejor aún, los que somos padres, si nuestros hijos están a punto de hacer algo y de pronto dicen que no pueden, lo que hacemos es recurrir al instinto protector y, por más que parezca difícil, alentamos a nuestros pequeños a que tengan la confianza de hacer aquello que les parecía difícil. Lo mismo hace nuestro Padre. Él siempre está allí para nosotros, alentándonos y brindándonos su respaldo. Muchas veces aunque sabemos que Dios nos brinda solución a nuestros problemas nos quedamos en modo “no puedo” y escuchamos a Dios diciendo "¡Vamos! hazlo conmigo, ¡yo te ayudo!" y a pesar de ello, seguimos con la idea de no podemos hacer nada porque según nosotros no es posible. 

Esta idea hizo que nuestra cabeza explotara. Ya habíamos entendido la manera en la que el enemigo ataca y que para salir adelante debíamos incluir en nuestro matrimonio al más importante: Dios, por medio de Cristo Jesús. Pero me volví a preguntar a Dios: "¿Por qué? Si ya me rendí y entregué todo de mí". Fue mi sorpresa que tan pronto como le pregunté a Dios, su respuesta fue otra pregunta:

¿Cuánta soberbia hay en tu rendición? 

Fue tan instantáneo que no entendí. Pero volví a escuchar la misma pregunta: ¿Cuánta soberbia hay en tu rendición? En ese momento, entendí que en medio de mi rendición estaba yo queriendo resolver lo que solo Dios podría resolver. No pude decir más que "Padre, tienes toda la razón".

Meditemos: Si deseamos que Dios cambie nuestras vidas debemos confiar en Él a plenitud porque nada hay imposible para Dios. " Pues la palabra de Dios nunca dejará de cumplirse." (Lucas 1:37 NTV). Entendiendo que un matrimonio es de dos y que solo se camina en fe si ambos tienen la mirado puesta en Cristo: “ »Además les digo que, si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo. 20Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos»." (Mateo 18:20 NVI)

Oración:

Señor Jesús, te damos gracias porque siempre estás al cuidado de nosotros. Hoy ponemos todo en tus manos y nos aferramos a tu palabra que nos recuerda que nunca nos dejarás desamparados. Es por fe que andamos, no por vista. Ahora sé que tu favor nos alcanza por medio de la gracia que es con Cristo Jesús.

Amén.